25 de septiembre

Liturgia diaria

En nuestro caminar diario, encontramos en la Palabra de Dios una fuente inagotable de sabiduría, consuelo y guía. La Liturgia del Día nos conecta con la Iglesia universal, permitiéndonos reflexionar y meditar sobre las Escrituras junto a millones de fieles en todo el mundo. Cada lectura es una oportunidad para escuchar la voz de Dios, que nos llama a vivir en su amor y seguir sus enseñanzas.

Escucha La Palabra de Dios para cada día

Primera Lectura

Comienzo de la Profecía de Ageo 1, 1-8

El año segundo del rey Darío, el día primero del mes sexto, la Palabra del Señor fue dirigida a Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judá, y a Josué, hijo de Josadac, sumo sacerdote, por medio del profeta Ageo: “Esto dice el Señor del universo: Este pueblo anda diciendo: ‘No es momento de ponerse a construir la casa del Señor’”. La Palabra del Señor vino por medio del profeta Ageo: “¿Y es momento de vivir en casas lujosas mientras que el templo es una ruina? Ahora pues, esto dice el Señor del universo: Piensen bien en su situación. Sembraron mucho y recogieron poco; comen y no se llenan; beben y siguen con sed; se visten y no entran en calor; el trabajador guarda su salario en saco roto. Esto dice el Señor del universo: Piensen bien en su situación. Suban al monte, traigan madera, construyan el templo. Me complaceré en él y seré glorificado, dice el Señor”.

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

Salmo Responsorial 149, 1-6a. 9b

R. El Señor ama a su pueblo.

resuene su alabanza en la asamblea de los fieles; que se alegre Israel por su Creador, los hijos de Sion por su Rey / R.
Alaben su nombre con danzas, cántenle con tambores y cítaras; porque el Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes / R.
Que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos en filas: con vítores a Dios en la boca. Es un honor para todos sus fieles / R.

Aclamación antes del Evangelio (Jn 14, 6)

Yo soy el Camino y la Verdad y la Vida –dice el Señor–; nadie va al Padre, sino por mí.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 9, 7-9

“A Juan lo mandé decapitar yo.
¿Quién es este de quien oigo semejantes cosas?”

En aquel tiempo, el tetrarca Herodes se enteró de lo que pasaba sobre Jesús y no sabía a qué atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado de entre los muertos; otros, en cambio, que había aparecido Elías, y otros que había vuelto a la vida uno de los antiguos profetas. Herodes se decía: “A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es este de quien oigo semejantes cosas?”. Y tenía ganas de verlo.

S: Palabra de Dios

T: Gloria a ti, Señor Jesús

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