“Vayan al mundo entero y proclamen el Evangelio a toda la creación” (Mc 16, 15)
En este día recordamos como Iglesia la conversión de san Pablo apóstol. Momento decisivo que marca la vida del apóstol de las gentes y lo lleva a experimentar el llamado que Jesús le hace de llevar su Palabra a los pueblos no judíos. El evangelio refuerza este llamado recibido por Pablo al recordar las palabras del Resucitado a los discípulos antes de su ascensión: “Vayan al mundo entero y proclamen el Evangelio a toda la creación”. Anuncio que no se queda solo en el ámbito humano sino que nos invita a trascender la conciencia que tenemos hacia todo lo creado, reconociendo en cada creatura del universo, un ser con el cual estamos conectados a Dios. Pidamos al Señor, en este día, a la luz del testimonio de san Pablo, la gracia de abrir nuestro corazón a las necesidades de toda la familia humana. Así mismo, reconocer la responsabilidad que tenemos como seres humanos de cuidar y respetar todas las creaturas de nuestra casa común.
Reflexionemos:
¿Sentimos a cada ser de la creación como parte importante de nosotros?, ¿cómo podemos crecer en nuestro cuidado de la casa común?
Oremos:
Gracias, Señor, por darnos una casa común en la cual habitar y convivir con los demás seres de la naturaleza. Ayúdanos a ser conscientes que el anuncio del evangelio nos lleva también a reconocer la gran responsabilidad que tenemos hacia todo lo creado. Amén.
Recordemos:
La creación es también un lugar importante en el cual estamos llamados a poner en práctica las enseñanzas del evangelio.
Actuemos:
Aprovechemos esta jornada para realizar en familia una buena acción a favor del medio ambiente (reciclando, sembrando una planta, cuidando las plantas o animales que tenemos cerca).
Profundicemos:
El anuncio del evangelio trasciende las fronteras humanas para llevarnos a contemplar la creación como parte viva y esencial de nuestra experiencia de fe (Libro: Nuestra madre tierra).