25 de diciembre

Caminando con Jesús

Caminar con Jesús permitió a los discípulos experimentar, de primera mano, la compasión y la gracia de Dios en acción. Caminar con Jesús hoy, no debería ser diferente. Su compasión y su gracia siguen disponibles para quien quiera experimentarlas.

“Hoy les ha nacido Salvador”
(Lc 2,1-14)

Permitamos que la Palabra de Dios entre a nuestra vida:

José y María en Belén van tocando puertas para hospedarse. María está a punto de dar a luz, pero es difícil encontrar posada. Al fin un posadero les ofrece el establo. Y es ahí donde nace Jesús, el Hijo de Dios. José, acompaña a su amada María y al niño con toda su entrega, generosidad, sacrificio, y su fe a toda prueba. María, envuelve en pañales al niño y lo acuesta en un pesebre. Los primeros en recibir el anuncio del nacimiento de Jesús, no son las autoridades del pueblo, los grandes, sino unos pobres pastores, que durante la noche están en el campo cuidando sus rebaños. La noche es habitual para ellos, pero al verse sorprendidos por el gran resplandor de un ángel, se asustan mucho. Y es el ángel de Dios quien primero les dice que no tengan miedo, y seguidamente les da la buena noticia de que ha nacido en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo (el Mesías) el Señor. La señal es esta: “que, hallarán a un Niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre". Ellos van a prisa, porque creyeron en las palabras del Ángel. Fueron, vieron, contaron lo anunciado, y al salir del establo contaron a los demás esta Buena Noticia. Me atrevo a decir, que los primeros evangelizadores, los primeros anunciadores de esta Buena noticia, fueron estos pobres pastores, en quien Dios se fijó.

Reflexionemos:

¿Desde nuestro ser cristianos, evitamos caer en la profanación del verdadero sentido de la Navidad? ¿por qué a veces nos cuesta reconocer que el Niño Jesús, el más pobre de los pobres, se abajó para elevarnos como hijos de Dios?

Oremos:

Señor, Jesús, gracias por hacerte uno de nosotros en la ternura de un niño y en la humildad de un pesebre. Tú eres el gran regalo de Dios para la humanidad, el gran regalo que siempre quiero atesorar en mi corazón y desde el cual, amar a los demás. Amén.

Recordemos:

José María Castillo, nos decía, que Dios a través de la figura de Jesús, se manifiesta en lo más vulnerable, en la fragilidad de un niño, para comunicar su presencia en la humanidad.

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