24 de Noviembre

Escucha La Palabra de Dios para cada día

 

Primera Lectura

Lectura del libro del Apocalipsis 18, 1-2. 21-23; 19, 1-3. 9a

 
Yo, Juan, vi un ángel que bajaba del cielo; venía con gran autoridad y su resplandor iluminó la tierra. Gritó a pleno pulmón: “¡Cayó, cayó la gran Babilonia! Se ha convertido en morada de demonios, en guarida de todo espíritu impuro, en guarida de todo pájaro inmundo y repugnante”. Un ángel vigoroso levantó una piedra grande como una rueda de molino y la tiró al mar, diciendo: “Así, de golpe, precipitarán a Babilonia, la gran metrópoli, y desaparecerá. El son de arpistas y músicos, de flautas y trompetas, no se oirá más en ti. Artífices de ningún arte habrá más en ti, ni murmullo de molino se oirá más en ti; ni luz de lámpara brillará más en ti, ni voz de novio y novia se oirá más en ti, porque tus mercaderes eran los magnates de la tierra, y con tus brujerías embaucaste a todas las naciones”. Oí después en el cielo algo que recordaba el vocerío de una gran muchedumbre; cantaban: “Aleluya. La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios, porque sus juicios son verdaderos y justos. Él ha condenado a la gran prostituta que corrompía a la tierra con sus fornicaciones, y le ha pedido cuenta de la sangre de sus siervos”. Y repitieron: “Aleluya. El humo de su incendio sube por los siglos de los siglos”. Luego me dice: “Escribe: ‘Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero’”.
 

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

 

Salmo responsorial 99, 2-5

 

R. Bienaventurados los invitados al banquete de bodas del Cordero.

Aclama al Señor, tierra entera, sirvan al Señor con alegría, entren en su presencia con vítores / R.

Sepan que el Señor es Dios: que Él nos hizo y somos suyos, su pueblo y ovejas de su rebaño / R.

Entren por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con himnos, dándole gracias y bendiciendo su nombre / R.

“El Señor es bueno, su misericordia es eterna, su fidelidad por todas las edades” / R.

 

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 21, 20-28

 

“Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que a los gentiles les llegue su hora”

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Cuando vean a Jerusalén sitiada por ejércitos, sepan que está cerca su destrucción. Entonces, los que estén en Judea, que huyan a la sierra; los que estén en la ciudad, que se alejen; los que estén en el campo, que no entren en la ciudad; porque serán días de venganza en que se cumplirá todo lo que está escrito. ¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! Porque habrá angustia tremenda en esta tierra y un castigo para este pueblo. Caerán a filo de espada, los llevarán cautivos a todas las naciones, Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que a los gentiles les llegue su hora. Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros se tambalearán. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y majestad. Cuando empiece a suceder esto, levántense, alcen la cabeza: se acerca su liberación”.

 

S: Palabra del Señor                                     

T: Gloria a ti, Señor Jesús

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