24 de Junio

“El nacimiento de Juan Bautista. Juan es su nombre”

(Lc 1, 57-66. 80)

Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida

Juan nace con una misión que la cumplirá a cabalidad: dedicar- se a preparar el camino para la venida de Jesús, el Mesías. Juan pudo haber dicho que él era el mesías y, sin embargo, no lo hizo. ¿Por qué muchas veces yo siento que soy más que mis hermanos si somos hijos del mismo Padre? Debemos encontrar la manera de hacer que los demás se sientan queridos por Dios y por nosotros. Como Juan, todos tenemos una misión, la que nuestro Padre y Creador nos asigna aun antes de nacer. Ella es la que orienta y da sentido a nuestra existencia. La percibimos en nuestro interior como un llamado o atracción que da un orden y un rumbo a nues- tros deseos. Podemos optar por ella como nuestro camino y tomar decisiones que nos permitan realizarla, seguros de que en ello está en juego nuestra felicidad y realización personal.

Tomado de: La Palabra, Pan de vida. Comentario al Evangelio diario 2024, Paulinas – Comentarios: Raúl Enrique Castro Chambi, S.J. y Carlos Cardó, S.J.

Preguntémonos: ¿Reconozco la misericordia del Señor en mi vida? ¿Soy misericordioso con los demás?

 

Oremos: Gracias, Señor, por Juan y por todas las personas que, con su presencia, su cariño y su palabra, me recuerdan que tú estás conmigo. Señor, me has llamado, como a Juan, para que, a pesar de mi pequeñez, sea una bendición para mi familia y mis amigos, para mi comunidad y para el mundo. Amén.

 

Actuemos: Comprométete a hacer explícita tu experiencia de la misericordia de Dios en gestos y actitudes: acogida, solidaridad con los rechazados, invitación a todos aquellos que desean un mundo nuevo, “según el corazón de Dios” comprometerse en la construcción del mismo. Agradece a tus padres y a quienes te han ayudado a crecer incluso en tus desiertos.

 

Recordemos: Preparar, discernir, disminuir. En estos tres verbos se encierra la experiencia espiritual de san Juan Bautista.

 

Profundicemos: Sobre este Evangelio el Papa Francisco nos hace ver que Juan trabajó sobre todo para preparar, sin coger nada para sí, la gente lo buscaba, lo seguía… Y aunque fue tentado a creer que era importante, no cayó en ella, como demuestra la respuesta dada a los doctores que le preguntaban si era el Mesías: “Yo soy solamente voz que clama en el desierto… pero he venido para preparar el camino al Señor”. Su primera tarea, por lo tanto, es “preparar el corazón del pueblo para el encuentro con el Señor”.

 

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