“Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña? (Mt 13, 27)
En el evangelio de hoy, Jesús sigue comunicando sus enseñanzas a través de las parábolas. Al contar la del trigo y la cizaña, invita a sus oyentes, a reconocer como en el bien y el mal se hacen presentes en la vida de todo ser humano: “mientras la gente dormía, su enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó”. Pese a esta ambigüedad, Jesús llama a reconocer la importancia de no cortar el mal de raíz, sino dar el tiempo necesario para reconocerlo y sacar de él, lo bueno que puede ofrecernos: “Al arrancar la cizaña, pueden arrancar también el trigo. Déjenlos crecer juntos hasta la siega, y, cuando llegue la siega”. Como el trigo, son muchas las cizañas que crecen a nuestro alrededor que opacan lo bueno que tenemos. Pidamos al Señor, en este día la gracia de aprender a reconocer nuestras cizañas, trabajarlas, para que cuando llegue el tiempo de la cosecha, podamos separarlas de nuestro trigo: “Arranquen primero la cizaña y atenla en gavillas para quemarla, y el trigo almacénenlo en mi granero’”.
Reflexionemos:
¿Qué cizañas forman parte de nuestra vida?, ¿cómo podemos separar las cizañas de nuestro trigo?
Oremos:
Ayúdanos, Señor, a reconocer las cizañas que forman parte de nuestra vida y opacan lo bueno que tenemos. Enséñanos a trabajarlas y sacarles el mejor provecho. Amén.
Recordemos:
De la mano de Jesús, podemos separar nuestras cizañas del trigo bueno que tenemos.
Actuemos:
Presentemos al Señor, en este día, las cizañas que opacan el trigo bueno de nuestro corazón y pidámosle que nos ayude a cortarlas de la mejor manera.
Profundicemos:
Las parábolas son una forma divertida para conocer y compartir las enseñanzas de Jesús en familia (CD: Historias y parábolas 1).