“El Espíritu de la verdad dará testimonio de mí”
(Juan 15, 26 – 16, 4a)
Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida
En Pentecostés se cumplió plenamente la promesa que en el evangelio de hoy, Jesús hizo a sus discípulos: “Cuando venga el Paráclito, que yo les enviaré desde el Padre, el Espíritu que procede del Padre, Él dará testimonio de mí y también ustedes que están conmigo desde el principio darán testimonio de mi, sostenidos con el poder del Espíritu Santo.
Los Hechos de los apóstoles nos muestran con vivo realismo el testimonio espléndido de los apóstoles, que animados por el Espíritu Santo se sentían privilegiados y felices cuando eran azotados y humillados por causa de Jesús y cómo todos tuvieron también dicha de exponer y dar su vida por seguir el modo nuevo de vivir propio de Jesús.
Después de los apóstoles en la comunidad cristiana primitiva muchos creyentes acogieron el martirio como una bendición y un privilegio; y paradójicamente, la sangre de los mártires ha hecho germinar en el mundo “semilleros de vida cristiana”. Pero no solo ayer; también hoy, son muchas las personas que aceptan con valentía y esperanza ser perseguidas, humillados y asesinados por ser fieles en el seguimiento de Jesús.
Preguntémonos: ¿Acepto con alegría las incomprensiones y rechazos que a veces acompañan mi fidelidad al modo de vivir de Jesús? ¿Siento la alegría que da el Espíritu Santo a quien sufre unido a Jesús? ¡Qué don tan grande es seguir tus pasos Señor!
Oremos: Señor Jesús Danos la gracia de sentirnos felices de ser tus discípulos en medio de las dificultades concretas que vivimos hoy. Amén.
Recordemos: “Les he dicho estas cosas, para que superen la prueba. Los van a expulsar de la comunidad judía. Más aún, llegará el momento en que los que los maten pensarán que están ofreciéndole a Dios un sacrificio. Y harán eso porque no han conocido ni al Padre ni a mí”.
Actuemos: Cuando encuentre dificultades por manifestar mi fe, daré gracias al Señor por permitirme dar testimonio de Él con mi propia vida.
Profundicemos: Según el Parlamento Europeo, los cristianos son la minoría religiosa más perseguida en el mundo. La OSCE (Organización para Seguridad y Cooperación europea ) habla de 150.000 cristianos asesinados cada año. La persecución no se produce solo en países de mayoría musulmana. Hay una persecución también del hinduismo político y del comunismo. Fernando de Haro periodista
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