“Y tenía ganas de ver a Jesús”
(Lc 9, 9)
Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida
El evangelio de este día nos ayuda a entrar en sintonía con las reacciones que la acción profética de Jesús suscitaba en sus contemporáneos. Tal es el caso del rey Herodes que después de mandar a decapitar a Juan el Bautista, se sorprende ante los posibles rumores de su resurrección: “A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es este de quien oigo semejantes cosas?”. Interés que despierta en él, el deseo de conocer a Jesús y comprobar por sus propios ojos, todo aquello que se decía de él. Un interés malintencionado que no tenía como fin acoger la novedad de la propuesta de Jesús ni cambiar de parecer sobre él. Pidamos al Señor en este día, la gracia de no cerrarnos como Herodes en nuestras propias opiniones e intereses. Así mismo, la capacidad de abrirnos con sinceridad a todo aquello que los demás tengan para ofrecernos.
Reflexionemos: ¿Nos relacionamos de manera sincera con los demás?, ¿qué nos enseña el interés de Herodes por conocer a Jesús?
Oremos: Danos, la gracia, Señor, de ver a los demás como tú, a no formarnos prejuicios a partir de lo que escuchamos, sino que guiados de tu mano, aprendamos a reconocerlos como realmente son. Amén.
Recordemos: Los prejuicios o las apariencias nos privan de conocer sinceramente a los demás.
Actuemos: Pidamos perdón en este día al Señor, por las veces en que juzgamos precipitadamente a los demás y nos damos la oportunidad de conocerlos como son.
Profundicemos: Las apariencias nos llevan muchas veces a juzgar a los otros precipitadamente y formarnos una idea errada de lo que son (Libro: Personalidades tóxicas).