21 de octubre

 

“Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados, y yo los aliviaré” (Mt 11, 28)

 

En este día en que recordamos muy especialmente a santa Laura Montoya, Jesús nos invita a poner en sus manos todos los sufrimientos, preocupaciones y necesidades que roban la paz de nuestro corazón. Así mismo, a reconocer que sus enseñanzas no son una carga difícil de llevar, sino por el contrario, un yugo suave que da sentido verdadero a nuestra existencia y saca lo mejor de nosotros mismos: Carguen con mi yugo y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán su descanso”. Pidamos al Señor, en este día la gracia de aprender como santa Laura a reconocer en las enseñanzas del Evangelio, un medio para ayudar a todos aquellos que nos rodean y ser personas más humildes y sencillas. Igualmente, un medio para superar con valor las dificultades que a diario la vida nos presenta.

 

Reflexionemos:

¿Cómo afrontamos nuestras dificultades, cansancios o sufrimientos?, ¿ponemos en manos de Dios aquello que nos agobia y aflige?

 

Oremos:

Acoge, Señor, en este día nuestros cansancios, dolencias y sufrimientos. Que de tu mano aprendamos a vivirlos con fe, humildad, mansedumbre y esperanza. Amén.

 

Recordemos:

En Jesús hallamos la paz que tanto necesitamos para vivir los sufrimientos y las dificultades cotidianas.

 

Actuemos:

Confiemos al Señor, en este día, todos los dolores y sufrimientos que nos agobian y afligen.

 

Profundicemos:

Vivir nuestros sufrimientos de la mano de Dios, nos ayudará a hacer de ellos ocasión de aprendizaje y crecimiento (Libro: Más allá del límite).

 

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