“Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados, y yo los aliviaré” (Mt 11, 28)
En este día en que recordamos muy especialmente a santa Laura Montoya, Jesús nos invita a poner en sus manos todos los sufrimientos, preocupaciones y necesidades que roban la paz de nuestro corazón. Así mismo, a reconocer que sus enseñanzas no son una carga difícil de llevar, sino por el contrario, un yugo suave que da sentido verdadero a nuestra existencia y saca lo mejor de nosotros mismos: “Carguen con mi yugo y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán su descanso”. Pidamos al Señor, en este día la gracia de aprender como santa Laura a reconocer en las enseñanzas del Evangelio, un medio para ayudar a todos aquellos que nos rodean y ser personas más humildes y sencillas. Igualmente, un medio para superar con valor las dificultades que a diario la vida nos presenta.
Reflexionemos:
¿Cómo afrontamos nuestras dificultades, cansancios o sufrimientos?, ¿ponemos en manos de Dios aquello que nos agobia y aflige?
Oremos:
Acoge, Señor, en este día nuestros cansancios, dolencias y sufrimientos. Que de tu mano aprendamos a vivirlos con fe, humildad, mansedumbre y esperanza. Amén.
Recordemos:
En Jesús hallamos la paz que tanto necesitamos para vivir los sufrimientos y las dificultades cotidianas.
Actuemos:
Confiemos al Señor, en este día, todos los dolores y sufrimientos que nos agobian y afligen.
Profundicemos:
Vivir nuestros sufrimientos de la mano de Dios, nos ayudará a hacer de ellos ocasión de aprendizaje y crecimiento (Libro: Más allá del límite).