“Hasta los cabellos de la cabeza están contados”
(Lc 12, 1-7)
En estos días hemos contemplado con frecuencia como la multitud se ha acercado a escuchar a Jesús y hoy el texto de Lucas dice que se agolpaban, es decir, su mensaje resultaba novedoso. Sin embargo, esta novedad del mensaje de Jesús confronta el estilo de vida de los fariseos, quienes vivían un modo de vida hipócrita, y el Evangelio de Mateo describe como era este particular modo de vida.
La hipocresía de los fariseos es comparada con la levadura, esta imagen ha sido usada en las parábolas haciendo referencia a la forma como crece el reino de Dios, aquí es colocada en el sentido negativo porque todo aquello que haya sido cubierto o escondido llegará a descubrirse o saberse porque la luz brillará por sí misma.
Advierte a la multitud que le escucha a “no tener miedo” en primer lugar a quien mata el cuerpo, pero no puede hacer nada más y enseña el temor de Dios, si así quisiéramos llamarlo, es decir, advierte el riesgo de la muerte eterna.
Finalmente advierte dos actitudes misericordiosas, como Dios no se olvida en ningún momento de su creatura y al no olvidarse de ella le concede el valor de su propia misericordia: “valen más que muchos pájaros”.
Reflexionemos: La advertencia aparentemente dura de Jesús: “cuidado con la levadura de los fariseos que es la hipocresía” advierte del auténtico camino del discipulado en la vida cristiana que aparentemente busca cumplir, pero no es auténtico en su vivencia.
Oremos: Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida concédeme la gracia de una vida auténtica. Que la levadura que fermenta la masa, sea la luz que conduzca mis pasos hacia la verdad. Amén.
Actuemos: En la praxis de vida cristiana busco vivir y descubrir la verdad de lo que me rodea o me conformo con las apariencias de verdad haciendo que la levadura pierda su eficacia.
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