Escucha La Palabra de Dios para cada día
Primera Lectura
Lectura del libro del Eclesiástico 48, 1-15
Surgió el profeta Elías como un fuego, su palabra quemaba como antorcha. Él hizo venir sobre ellos el hambre, y con su celo los diezmó. Por la Palabra del Señor cerró los cielos y también hizo caer fuego tres veces. ¡Qué glorioso fuiste, Elías, con tus portentos! ¿Quién puede gloriarse de ser como tú? Tú despertaste a un cadáver de la muerte y del abismo, por la palabra del Altísimo; tú precipitaste reyes a la ruina y arrebataste del lecho a hombres insignes; en el Sinaí escuchaste palabras de reproche y en el Horeb sentencias de castigo; tú ungiste reyes vengadores y profetas para que te sucedieran; fuiste arrebatado en un torbellino ardiente, en un carro de caballos de fuego; tú fuiste designado para reprochar los tiempos futuros, para aplacar la ira antes de que estallara, para reconciliar a los padres con los hijos y restablecer las tribus de Jacob. Dichosos los que te vieron y se durmieron en el amor, porque también nosotros viviremos. Cuando Elías fue arrebatado en el torbellino, Eliseo se llenó de su espíritu. Durante su vida ningún príncipe lo hizo temblar, nadie pudo dominarlo. Nada era imposible para él, incluso muerto, su cuerpo profetizó. Durante su vida realizó prodigios, y después de muerto fueron admirables sus obras.
L: Palabra de Dios
T: Te alabamos, Señor
Salmo responsorial 96, 1-7
R. Alégrense, justos, con el Señor.
El Señor reina, la tierra goza, se alegran las islas innumerables. Tiniebla y nube lo rodean, justicia y derecho sostienen su trono / R.
Delante de Él avanza fuego, abrasando en torno a los enemigos; sus relámpagos deslumbran el orbe, y, viéndolos, la tierra se estremece / R.
Los montes se derriten como cera ante el Señor, ante el Señor de toda la tierra; los cielos pregonan su justicia, y todos los pueblos contemplan su gloria / R.
Los que adoran estatuas se sonrojan, los que ponen su orgullo en los ídolos. Adórenlo todos sus ángeles / R.
Aclamación antes del Evangelio (Rm 8, 15bc)
Han recibido un espíritu de hijos de adopción, en el que clamamos: “¡Abba”, Padre!”.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 6, 7-15
“Ustedes oren así”
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Cuando recen, no usen muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No sean como ellos, pues su Padre sabe lo que les hace falta antes de que lo pidan. Ustedes oren así: ‘Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal’. Porque si perdonan a los hombres sus ofensas, también a ustedes los perdonará su Padre celestial, pero si no perdonan a los hombres, tampoco su Padre perdonará sus ofensas”.
S: Palabra del Señor
T: Gloria a ti, Señor Jesús