“Su familia decía que estaba fuera de sí”
(Mc 3, 20-21)
Reflexionemos: Situaciones tan comunes como comer, también afectaba a Jesús y a las personas a causa de la multitud que se agolpaba; Jesús sacia el hambre y la sed de cuantos lo escuchan atentamente, sus palabras llegan a la vida, a sus situaciones reales, da esperanza y ánimo para seguir adelante.
Oremos: Señor, hoy tengo hambre y sed de justicia, de perdón, de reconciliación y de paz. Haz que en este nuevo año salgamos de nuestra zona de confort y nos comprometamos con todas las personas necesitadas de la luz del Evangelio. Amén.
Actuemos: Hoy leeré la Palabra y la compartiré con quien más necesita escuchar a Jesús.
Recordemos: “Los cristianos están obligados a una especial gratitud para con aquellos de quienes recibieron el don de la fe, la gracia del bautismo y la vida en la Iglesia. Puede tratarse de los padres, de otros miembros de la familia, de los abuelos, de los pastores, de los catequistas, de otros maestros o amigos” (CIC, 2220).
Profundicemos: Profundiza en esta jornada la relación que tienes con tus padres, abuelos, otros familiares y amigos. ¿Cómo es?, ¿estás presente o ausente?
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