“Junto a la cruz de Jesús estaban también su madre, la hermana de su madre, María de Cleofás y María Magdalena” (Jn 19, 25)
En este Viernes Santo la liturgia nos invita a poner nuestra mirada en el sacrificio de Jesús en la cruz y reconocer en ella, el mayor signo del amor de Dios por la humanidad. El relato de la pasión según san Juan que escuchamos en este día, nos permite experimentar junto a Jesús el doloroso camino de la cruz y todo el proceso que llevó a su crucifixión. Pero a diferencia de los otros evangelistas, san Juan nos permite contemplar la presencia de la Virgen María junto a María Magdalena y el discípulo amado al pie de la cruz. Momento en que Jesús la confía al discípulo amado y nos la deja como madre: “Y desde aquel momento el discípulo la recibió como su propia madre”. En medio de la desconsoladora y trágica escena de la cruz, se abre un raudal de luz y esperanza para mostrarnos la importancia que nuestros seres queridos tienen en nuestra existencia, especialmente en momentos tan críticos y dolorosos como los que vive Jesús en la cruz. Agradezcamos hoy a Jesús por ellos, y contemplemos en los brazos abiertos de Jesús en la cruz, los brazos de quienes con su cercanía y amistad nos devuelven la esperanza de luchar. Que la cruz de Jesús en este tiempo marcado por la pandemia, sea para nosotros signo de reconocimiento, esperanza y salvación.
Actitud: Gratitud.
Reflexionemos:
¿Qué representa para nosotros el sacrificio de Jesús en la cruz?, ¿agradecemos a nuestros seres queridos por estar a nuestro lado en los momentos más difíciles de nuestra existencia?
Oremos:
Gracias, Señor, por dar tu vida por nosotros en la cruz. Gracias porque a través de tu entrega generosa, nos recuerdas la importancia de ser agradecidos con aquellos que como tú, nos abrazan en las circunstancias más difíciles que atravesamos. Amén.
Recordemos:
Jesús desde la cruz nos recuerda la importancia de ser generosos y solidarios con los demás.
Actuemos:
Abracemos en este día a nuestros seres queridos y démosles gracias por estar a nuestro lado en los momentos críticos y dolorosos que vivimos.
Profundicemos:
Recorrer junto a Jesús el camino de la cruz nos hace más conscientes y solidarios de los sufrimientos de quienes están a nuestro lado y disponer nuestro corazón para salir a su encuentro (Libro: Caminando con Jesús. Viacrucis juvenil).