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19 de Mayo

Escucha La Palabra de Dios para cada día

Primera Lectura

Lectura de los Hechos de los Apóstoles 18, 9-18

En una visión nocturna dijo el Señor a Pablo: “No temas: habla, no te calles, que yo estoy contigo, y nadie te hará nada, porque he de tener una gran comunidad aquí en Corinto”. Pablo se quedó en Corinto año y medio enseñando la Palabra de Dios. Siendo Galión procónsul de Acaya se levantaron de común acuerdo los judíos contra Pablo y lo llevaron ante el tribunal diciendo: “Este hombre trata de persuadir a los demás a que acepten una religión contraria a la Ley”. Cuando Pablo iba a responder, dijo Galión a los judíos: “Judíos: si se tratara de algún crimen o delito grave, yo los escucharía como es debido. Pero tratándose de discusiones sobre palabras y nombres y de su Ley, arréglense ustedes mismos. Yo no quiero ser juez en estos asuntos”. Y los despidió del tribunal. Entonces todos agarraron a Sóstenes, el jefe de la sinagoga, y comenzaron a golpearlo delante del tribunal. Pero a Galión no se le daba nada. Pablo permaneció aún bastantes días en Corinto y luego despidiéndose de los hermanos se embarcó para Siria, acompañado de Priscila y Áquila. En Céncreas Pablo se hizo rapar la cabeza para cumplir un voto.

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

 

Salmo responsorial 46, 2-7

R. Dios es el rey del mundo.

Pueblos todos, batan palmas, aclamen a Dios con gritos de júbilo; porque el Señor altísimo es terrible, emperador de toda la tierra / R.

Él nos somete los pueblos y nos sojuzga las naciones; Él nos escogió por heredad suya: gloria de Jacob, su amado / R.

Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas: toquen para Dios, toquen, toquen para nuestro Rey, toquen / R.

Aclamación antes del Evangelio (Cf. Lc 24, 46. 26)

El Mesías debía sufrir la muerte y resucitar al tercer día, para entrar en su gloria.

Lectura del santo Evangelio según san Juan 16, 20-23a

“La alegría ya nadie se la podrá quitar”

En la última cena, dijo Jesús a sus discípulos: “Les aseguro que van a llorar y a afligirse, mientras que el mundo va a alegrarse. Estarán tristes, pero su tristeza se convertirá en alegría. La mujer cuando le llega la hora del parto siente dolor; pero cuando ha dado a luz a la criatura, ya ni se acuerda del dolor por la alegría de que un ser humano haya venido al mundo. Así  también ustedes están ahora tristes. Pero los volveré a ver, y su corazón se llenará de alegría, y esa alegría ya nadie se la podrá quitar. Ese día ya no tendrán que preguntarme nada”.

S: Palabra del Señor                                     

T: Gloria a ti, Señor Jesús

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