19 de Junio

“Todos comieron y quedaron satisfechos”

(Lucas 9,11b-17)

 

 Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida

El texto tan sencillo de Lucas, nos pone ante los ojos la realidad profética de la Eucaristía.

El Evangelio de la multiplicación de los panes, es también una prefiguración de la Eucaristía. En efecto, con este signo el Señor anticipa que Él mismo se hará Pan de Vida para alimentar a su pueblo. De modo particular, en este relato de Lucas se subraya la misericordia que mueve a Jesús a realizar el milagro y la cooperación de los discípulos para servir a la gente. No se puede ignorar en este hecho el énfasis mesiánico, pero no porque Jesús reparte pan material, sino porque anuncia que entregara su vida para la salvación del mundo.

Esta solemnidad nos invita a dar gracias por este don maravilloso e inmenso de la Eucaristía, que como subraya el Catecismo de la Iglesia Católica, es misterio de comunión de vida divina y de unidad del pueblo de Dios, es el compendio y la suma de nuestra fe, es la fuente y culmen de la vida cristiana, es sacramento que contiene todo el bien espiritual de la Iglesia.

De modo especial en este año, cuando recorremos el itinerario sinodal al que nos ha convocado el papa Francisco, nos viene bien celebrar y profundizar que “la Iglesia vive de la Eucaristía”, que “en ella se encierra en síntesis el núcleo del misterio de la Iglesia”. Por eso el Papa nos ha recordado insistentemente que “caminar juntos” solo es posible sobre la base de la escucha de la Palabra y de la celebración Eucaristía. (Plan nacional de predicación)

Pidamos entrar en este misterio de acción de gracias, este misterio de reconocimiento. Dejemos al Señor actuar en nosotros, dejemos desplegar la vitalidad de la gracia que es esplendor y luz en nuestra vida.

 

Oremos: Señor Jesús dame la gracia de prepararme convenientemente para recibir tu Cuerpo y Sangre, en la Eucaristía, y convertirme en testigo de ese amor y misericordia que me das en medio de mi familia, amigos y todos los que me rodean. Dame la gracia de buscarte con deseo ardiente y de recibirte para poder transformar mi vida según tus mandatos. Amén. 

 

Recordemos: “Todos comieron y quedaron satisfechos”

 

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Profundicemos: ¿Qué amor tengo por la Eucaristía?

 

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