“Maestro, queremos ver un signo tuyo” (Mt 12, 38)
Hoy los escribas y los fariseos ponen de nuevo a prueba a Jesús al pedirle un signo que muestre su poder como Hijo de Dios. Jesús refuta su petición citando dos personajes del Primer Testamento, vinculados a pueblos paganos, que gracias a su predicación y a su capacidad de escucha, logran reconocer en sus vidas, la mediación de Dios para conducirlos a su encuentro: el profeta Jonás y la reina del Sur. Jonás tras ser liberado de la ballena, mueve el corazón de los ninivitas a la conversión; y la reina del Sur, reconoce en las palabras de Salomón, la sabiduría de Dios. Jesús al citar ambos personajes, muestra a sus adversarios, como los pueblos paganos a los que ellos representan, tienen mayor capacidad para reconocer los signos que él realiza, que sus mismos coterráneos, ya que ellos escuchan y acogen de manera desinteresada sus enseñanzas. Pidamos al Señor en este día un corazón dócil y creyente, capaz de dejarlo actuar libremente en nuestra vida sin necesidad de pedirle pruebas o milagros.
Reflexionemos:
¿Pedimos signos o milagros a Jesús sobre su existencia?, ¿qué dificulta nuestra confianza en Jesús?
Oremos:
Perdónanos, Señor, por la veces en que hemos dudado de tu amor y de todo aquello que obras en nosotros. Enséñanos, a reconocer tu presencia en la Palabra y en las diferentes realidades que vivimos. Amén.
Recordemos:
Jesús se hace presente en nuestra vida, a través de las diferentes mediaciones que pone en nuestro camino: personas, experiencias, aprendizajes.
Actuemos:
Pidamos perdón a Jesús por las veces en que nos cuesta reconocer su presencia y creer en su acción salvadora.
Profundicemos:
Los milagros son manifestaciones de Dios que alimentan nuestra vida espiritual y nos ayudan a reconocer su acción salvadora (DVD: Los milagros existen).