19 de agosto

Liturgia diaria

En nuestro caminar diario, encontramos en la Palabra de Dios una fuente inagotable de sabiduría, consuelo y guía. La Liturgia del Día nos conecta con la Iglesia universal, permitiéndonos reflexionar y meditar sobre las Escrituras junto a millones de fieles en todo el mundo. Cada lectura es una oportunidad para escuchar la voz de Dios, que nos llama a vivir en su amor y seguir sus enseñanzas.

Escucha La Palabra de Dios para cada día

Primera Lectura

Lectura del libro de los Jueces 6, 11-24a

En aquellos días, vino el ángel del Señor y se sentó bajo el terebinto que hay en Ofrá, perteneciente a Joás, de los de Abiezer. Su hijo Gedeón estaba desgranando el trigo en el lagar, para esconderlo de los madianitas. Se le apareció el ángel del Señor y le dijo: “El Señor está contigo, valiente guerrero”. Gedeón respondió: “Perdón, mi señor; si el Señor está con nosotros, ¿por qué nos ha sucedido todo esto? ¿Dónde están todos los prodigios que nos han narrado nuestros padres, diciendo: el Señor nos hizo subir de Egipto? En cambio ahora, el Señor nos ha abandonado y nos ha entregado en manos de Madián”. El Señor se volvió hacia él y le dijo: “Ve con esa fuerza tuya y salva a Israel de las manos de Madián. Yo te envío”. Gedeón replicó: “Perdón, mi Señor, ¿con qué voy a salvar a Israel? Mi clan es el más pobre de Manasés, y yo soy el menor de la casa de mi padre”. El Señor le dijo: “Yo estaré contigo y derrotarás a Madián como a un solo hombre”. Gedeón insistió: “Si he hallado gracia a tus ojos, dame una señal de que eres tú el que estás hablando conmigo. Te ruego que no te retires de aquí hasta que vuelva a tu lado, traiga mi ofrenda y la deposite ante ti”. El Señor respondió: “Permaneceré sentado hasta que vuelvas”. Gedeón marchó a preparar un cabrito y panes ácimos con unos cuarenta y cinco kilos de harina. Puso la carne en un cestillo, echó la salsa en una olla, lo llevó bajo la encina y se lo presentó. El ángel de Dios le dijo entonces: “Coge la carne y los panes ácimos, deposítalos sobre aquella peña, y vierte la salsa”. Así lo hizo. El ángel del Señor alargó la punta del bastón que tenía en la mano, tocó la carne y los panes ácimos, y subió un fuego de la peña que consumió la carne y los panes ácimos. Después el ángel del Señor desapareció de sus ojos. Cuando Gedeón reconoció que se trataba del ángel del Señor, dijo: “¡Ay, Señor mío, Señor, que he visto cara a cara al ángel del Señor!”. El Señor respondió: “La paz contigo, no temas, no vas a morir”. Gedeón erigió allí un altar y lo llamó “el Señor paz”.

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

Salmo Responsorial 84, 9. 11-14

R. Dios anuncia la paz a su pueblo.

Voy a escuchar lo que dice el Señor: “Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos y a los que se convierten de corazón” / R.
La misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besan; la fidelidad brota de la tierra, y la justicia mira desde el cielo / R.
El Señor nos dará la lluvia, y nuestra tierra dará su fruto. La justicia marchará ante Él, y sus pasos señalarán el camino / R.

Aclamación antes del Evangelio (2 Co 8, 9)

Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre para enriquecerlos con su pobreza.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 19, 23-30

“Más fácil le es a un camello entrar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de los cielos”

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “En verdad les digo que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Lo repito: más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de los cielos”. Al oírlo, los discípulos dijeron espantados: “Entonces, ¿quién puede salvarse?”. Jesús se les quedó mirando y les dijo: “Es imposible para los hombres, pero Dios lo puede todo”. Entonces dijo Pedro a Jesús: “Ya ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?”. Jesús les dijo: “En verdad les digo: cuando llegue la renovación y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también ustedes, los que me han seguido, se sentarán en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. Todo el que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, hijos o tierras, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna. Pero muchos primeros serán últimos y muchos últimos primeros”.

S: Palabra de Dios

T: Gloria a ti, Señor Jesús

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