“La mies es abundante y los obreros pocos”
(Lucas 10,1-9)
Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida
Hoy celebramos la fiesta de san Lucas evangelista. San Pablo lo llama “el médico muy amado” y probablemente cuidaba de la quebrantada salud del gran apóstol. Es el autor del tercer evangelio y de los Hechos de los apóstoles. Lucas es un modelo estimulante para los cristianos, también de nuestro tiempo: es evangelista, anunciador de la Buena Noticia, misionero, transmisor de la fe.
Jesús exhorta a los discípulos “Pónganse en camino”, “curen a los enfermos” y digan: “Esta cerca de ustedes el Reino de Dios”. Todos podemos ser misioneros y colaboradores de la salvación de Dios, cada uno en su ambiente.
Que nuestra vida sea una “antena de Dios”, un medio por el cual Dios se hace comprender y sentir como “consuelo” para la humanidad. ¡No tengas miedo de servir!
Reflexionemos: ¿Salimos de nuestras comodidades, seguridades o planes personales para seguir a Jesús radicalmente?
Oremos: Señor queremos ser obreros de tu viña, llevar el mensaje de esperanza y de amor a quienes no te conocen, danos fuerza y voluntad para no decaer en la misión. Amén.
Recordemos: ¿Cuál es la palabra o frase o párrafo o actitud que te ayuda a recordar este texto?
Actuemos: En la fiesta de San Lucas, pidamos por el diálogo interreligioso, por el encuentro entre culturas y la construcción de un mundo en fraternidad. Dedicamos un momento de oración durante el día para saber lo que Dios nos pide.
Profundicemos: “La mies es abundante y los obreros pocos”
