18 de Julio

Escucha La Palabra de Dios para cada día

 

Primera Lectura

Lectura del libro de Isaías 26, 7-9. 12. 16-19

La senda del justo es recta. Tú allanas el sendero del justo; en la senda de tus juicios, Señor, te esperamos ansiando tu nombre y tu recuerdo. Mi alma te ansía de noche, mi espíritu en mi interior madruga por ti, porque tus juicios son luz de la tierra, y aprenden la justicia los habitantes del orbe. Señor, tú nos darás la paz, porque todas nuestras empresas nos las realizas tú. Señor, en la angustia
acudieron a ti, susurraban plegarias cuando los castigaste. Como la embarazada cuando le llega el parto se retuerce y grita de dolor,
así estábamos en tu presencia, Señor: concebimos, nos retorcimos, dimos a luz… viento; nada hicimos por salvar el país, ni nacieron
habitantes en el mundo. ¡Revivirán tus muertos, resurgirán nuestros cadáveres, despertarán jubilosos los que habitan en el polvo! Pues rocío de luz es tu rocío, que harás caer sobre la tierra de las sombras.

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

 

Salmo responsorial 101, 13-21

R. El Señor desde el cielo se ha fijado en la tierra.

Tú permaneces para siempre, y tu nombre de generación en generación. Levántate y ten misericordia de Sión, que ya es hora y tiempo de misericordia. Tus siervos aman sus piedras, se compadecen de sus ruinas / R.
Los gentiles temerán tu nombre; los reyes del mundo, tu gloria. Cuando el Señor reconstruya Sión, y aparezca en su gloria, y se vuelva a las súplicas de los indefensos, y no desprecie sus peticiones / R.
Quede esto escrito para la generación futura, y el pueblo que será creado alabará al Señor. Que el Señor ha mirado desde su excelso santuario, desde el cielo se ha fijado en la tierra, para escuchar los gemidos de los cautivos y librar a los condenados a muerte / R. 

Aclamación antes del Evangelio (Cf. Mt 11, 28)

“Vengan a mí, todos los que están cansados y agobiados –dice el Señor–, y yo los aliviaré”.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 11, 28-30

“Soy manso y humilde de corazón”

En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo: “Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados, y yo los aliviaré. Tomen mi yugo  sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso para sus almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera”.

S: Palabra del Señor                                     

T: Gloria a ti, Señor Jesús

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