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18 de Enero

«El sábado se hizo para el hombre

y no el hombre para el sábado».

(Marcos 2, 23-28)

Un día de sábado, Jesús y sus discípulos  atravesaban un sembrado y ellos que probablemente tenían hambre cogían espigas, las frotaban con las manos y las comían; Jesús con su silencio aprobaba lo que hacían.

Pero los fariseos reprocharon su actitud diciendo: ¿por qué permites que hagan  en sábado lo que no está permitido?”. Y Jesús, después de recordarles lo que hizo David cuando  sus soldados tenían hambre, les dijo «el sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado».

Para Jesús “la persona” y sus necesidades están primero que las normas porque todo ser humano es la imagen viva de Dios y lo que hacemos por él o contra él lo hacemos a Dios.

 

Reflexionemos:

¿Reconozco la presencia de Dios en las personas que viven a mi lado? ¿Trato a  los demás como  quisiera ser tratado yo? ¡Señor líbrame de mis actitudes egoístas!         

 

Oremos:

Gracias Jesús porque con tus palabras y actitudes nos enseñas a amar como Tu nos amas; y haznos dóciles a tu santo Espíritu para que nos enseñe a amar a tu manera. Amén.

 

Recordemos:

“¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? … el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es” (1 Corintios 3:16–17).

 

Actuemos:

Tratare a cada persona con respeto y veneración porque es la imagen viva de Dios y El ha  hecho de ella su morada.

 

Profundicemos:

La grandeza de una persona está en su corazón,  en su humildad y en su forma  respetuosa  de tratar a los demás. Eduardo Alighieri

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