“El día que se revele el Hijo del hombre”
(Lc 17, 26-37)
Jesús en el Evangelio de hoy nos hace la invitación a tomar consciencia de la realidad que nos rodea, de poder ver las señales que él nos regala para descubrir su presencia. Tenemos que estar preparados para “el día que se revele el Hijo del hombre”. Jesús con su Palabra nos lleva a confrontar nuestra vida, ser más conscientes de nuestros actos, teniendo en cuenta que lo verdaderamente esencial es vivir la entrega generosa, poner nuestra vida al servicio de los demás, descubriendo en el rostro concreto del hermano la presencia amorosa de Dios.
Reflexionemos: Preguntémonos en este día, ¿Percibo en mi vida la presencia de Dios? ¿Pongo mi vida al servicio de los demás? ¿Soy consciente de que mi vida es un regalo?
Oremos: Señor, concédeme la gracia de vivir coherentemente, de poder percibir tu presencia en lo sencillo y cotidiano de cada día, que mi vida sea testimonio de tu presencia para las demás personas. Amén.
Actuemos: Hoy voy a tratar de ser más consciente de la realidad en la que vivo y cultivar el don del agradecimiento.
Recordemos: “El que pretenda guardar su vida, la perderá; y el que la pierda la recobrará”.
Profundicemos: “Cuando acudimos con generosidad a su servicio, Jesús realiza grandes cosas en nosotros”. (Papa Francisco).
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