17 de diciembre

Caminando con Jesús

Caminar con Jesús permitió a los discípulos experimentar, de primera mano, la compasión y la gracia de Dios en acción. Caminar con Jesús hoy, no debería ser diferente. Su compasión y su gracia siguen disponibles para quien quiera experimentarlas.

“Genealogía de Jesucristo, hijo de David”
(Mt 1,1-17)

Permitamos que la Palabra de Dios entre a nuestra vida:

Mateo nos presenta la genealogía de Jesús, la cual está conformada por tres grupos de 14 generaciones cada uno, para demostrar que Jesús es el Mesías. No podemos pasar por alto los nombres de cuatro mujeres que no son judías: Tamar era aramea; Rut, Moabita; Rajab, cananea, y Betsabé, esposa de Urías el hitita. Por tanto, podemos comprender que El Hijo de Dios no se encarna en una cultura determinada sino en la condición humana, con sus luces y sus sombras, pues no hay personas de la genealogía que brillen por su perfección. Demos gracias a Dios. Por este regalo tan grande de la encarnación. Jesús asumió la condición humana y esto nos debe maravillar, porque se hizo en todo semejante a nosotros menos en el pecado. Al tomar la condición humana, sabe lo que es el sufrimiento, el dolor, la marginación, la persecución, la pobreza. Alegrémonos de corazón en este tiempo de Adviento recordando a Jesús que fue capaz de salir al encuentro de la humanidad, para aliviar el sufrimiento, devolver la dignidad a las personas, y que, al asumir nuestra condición humana, no está fuera de nosotros ni lejos, sino dentro de nosotros, caminado en y entre nosotros.

Reflexionemos:

Para los judíos era muy importante mantener viva la memoria de sus antepasados, nosotros ¿conocemos y valoramos nuestras raíces es decir nuestra historia?

Oremos:

Gracias, Señor, Jesús, por el gran regalo de mi familia, por cada uno de los valores y las experiencias que puedo compartir a su lado. Gracias porque en este Adviento me llamas a reconocer su importancia y a aprender a quererlos y apreciarlos mucho más desde ti. Amén.

Recordemos:

Desconocer nuestras raíces, es no permitirnos conocernos a nosotros mismos y avanzar hacia adelante, valorando todo el potencial recibido, evitando repetir lo que no ha sido tan bueno. No podemos vivir sin memoria.

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