16 de agosto

Escucha La Palabra de Dios para cada día

 

Primera Lectura

Lectura del libro del Deuteronomio 34, 1-12

En aquellos días, Moisés subió de la estepa de Moab al monte Nebo, a la cima del Fasga, que mira a Jericó; y el Señor le mostró toda la tierra: Galaad hasta Dan, el territorio de Neftalí, de Efraín y de Manasés, el de Judá hasta el mar occidental, el Negueb y la comarca del valle de Jericó, la ciudad de las palmeras, hasta Soar; y le dijo: “Esta es la tierra que prometí a Abrahán, a Isaac y a Jacob, diciéndoles: ‘Se la daré a tu descendencia’. Te la he hecho ver con tus propios ojos, pero no entrarás en ella”. Y allí murió Moisés, siervo del Señor, en Moab, como había dicho el Señor. Lo enterraron en el valle de Moab, frente a Bet Fegor; y hasta el día de hoy nadie ha conocido el lugar de su tumba. Moisés murió a la edad de ciento veinte años; no había perdido vista ni había decaído su vigor. Los israelitas lloraron a Moisés en la estepa de Moab treinta días hasta que terminó el tiempo del duelo por Moisés. Josué, hijo de Nun, estaba lleno del espíritu de sabiduría, porque Moisés le había impuesto las manos; los israelitas le obedecieron e hicieron lo que el Señor había mandado a Moisés. Pero ya no surgió en Israel otro profeta como Moisés, con quien el Señor trataba cara a cara; ni semejante a él en los signos y prodigios que el Señor le envió a hacer en Egipto contra el Faraón, su corte y su país; ni en la mano poderosa, en los terribles portentos que obró Moisés en presencia de todo Israel.

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

 

Salmo responsorial 65, 1-3a. 5. 8. 16-17

R. Bendito sea Dios, que me ha devuelto la vida

Aclama al Señor, tierra entera; toquen en honor de su nombre, canten himnos a su gloria. Digan a Dios: “¡Qué temibles son tus obras!”/ R. 

Vengan a ver las obras de Dios, sus temibles proezas en favor de los hombres. Los que temen a Dios vengan a escuchar, les contaré lo que ha hecho conmigo: a Él gritó mi boca y lo ensalzó mi lengua / R.

Aclamación antes del Evangelio (2Co 5, 19)

Dios estaba en Cristo, reconciliando al mundo consigo, y a nosotros nos ha confiado la Palabra de la reconciliación.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 18, 15-20

“Si te hace caso, has salvado a tu hermano”

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un gentil o un publicano. Les aseguro que todo lo que aten en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desaten en la tierra quedará desatado en el cielo. Les aseguro, además, que si dos de ustedes se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”.

S: Palabra del Señor                                     

T: Gloria a ti, Señor Jesús

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