15 de septiembre

Escucha La Palabra de Dios para cada día

Primera Lectura

Lectura de la Carta a los Hebreos 5, 7-9

Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue escuchado. Él, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna.

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

 

Salmo responsorial 30, 2-6. 15-16. 20

R. Sálvame, Señor, por tu misericordia.

A ti, Señor, me acojo: no quede yo nunca defraudado; tú, que eres justo, ponme a salvo, inclina tu oído hacia mí / R.

Ven aprisa a librarme, sé la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve, tú que eres mi roca y mi baluarte; por tu nombre dirígeme y guíame / R.

Sácame de la red que me han tendido, porque tú eres mi amparo. A tus manos encomiendo mi espíritu: tú, el Dios leal, me librarás / R.

Pero yo confío en ti, Señor, te digo: “Tú eres mi Dios”. En tu mano están mis azares: líbrame de los enemigos que me persiguen / R.

Qué bondad tan grande, Señor, reservas para tus fieles, y concedes a los que a ti se acogen a la vista de todos / R.

Aclamación antes del Evangelio 

Feliz la Virgen María, que, sin morir, mereció la palma del martirio junto a la cruz del Señor.

Lectura del santo Evangelio según san Juan 19, 25-27

“Sean compasivos como su Padre es compasivo”

En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”. Luego, dijo al discípulo: “Ahí tienes a tu madre”. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.

O bien:

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 2, 33-35

S: Palabra del Señor                                     

T: Gloria a ti, Señor Jesús

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