15 de junio

 

“Sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto” (Mt 5, 48)

 

En el evangelio de hoy, Jesús nos invita de nuevo a adentrarnos en la lógica de su amor, que implica salir más nosotros mismos para abrirnos al perdón y a la reconciliación: Yo, en cambio, les digo: Amen a sus enemigos, y recen por los que los persiguen”. Lógica que tiene su origen en el amor que Dios tiene hacia todos sus hijos buenos y malos, justos o injustos; y nos pide también a nosotros expandir las fronteras de nuestro corazón para acoger desde los valores del Reino, a todos aquellos con quienes vivimos dificultades o diferencias: Porque, si aman a los que los aman, ¿qué premio tendrán? ¿No hacen lo mismo también los publicanos?”. Esta lógica del amor de Dios,  nos lleva a descubrir que cuanto más hayamos experimentado en nuestra vida el perdón y la acogida de Dios, más podemos abrirnos a compartirla con quienes están a nuestro lado, alcanzando así, la perfección a la que en él, somos llamados. Pidamos al Señor, en este día que nos ayude adentrarnos cada vez más en la lógica de su amor que sana, cura, restaura y fortalece nuestras relaciones. Que de su mano, aprendamos a ser signos de acogida y reconciliación para los demás.

 

Reflexionemos:

¿Cómo podemos empezar a llevar a nuestra vida la lógica del amor de Dios?, ¿qué enseñanzas nos deja el amor que Dios siente tanto por sus hijos malos o buenos?

 

Oremos:

Concédenos, Señor, la gracia de experimentar cada vez más en nuestra vida el amor y el perdón de Dios. A reconocer como a través de ellos, nos capacita para amar, acoger y reconciliarnos con quienes tenemos problemas o diferencias. Amén.

 

Recordemos:

Amar a Dios, significa aprender a amarlo, acogerlo y reconocerlo en quienes nos rodean.

 

Actuemos:

Pidamos perdón a Dios en este día por las veces que nos cuesta acoger o aceptar a aquellos con quienes tenemos diferencias.

 

Profundicemos:

Perdonar es iniciar un camino de liberación interior que nos lleva a reconciliarnos no solo con Dios, sino también con los demás y nosotros mismos (Libro: El perdón sana y libera).

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