“Tengan cuidado con la levadura de los fariseos y con la de Herodes”
(Marcos 8, 14-21)
Permitamos que la Palabra del Señor toque nuestra vida.
El evangelio nos permite ver en este día la preocupación que Jesús tiene para que sus discípulos descubran quien es El y adhieran plenamente a la propuesta de vida nueva que ha traído al mundo.
Jesús comenzó advirtiendo a sus discípulos acerca de la levadura de los fariseos y de Herodes, porque su discusión con tuvo con ellos antes de entrar en la barca habría podido influir negativamente en ellos y hacerlos caer en el endurecimiento y la incredulidad: de manera como tantos otros “viendo su manera de vivir no vieran y oyendo su Palabra de vida no escucharan y cerraran el corazón” a la propuesta de `mundo nuevo` que El traía.
La levadura de los fariseos de que habla Jesús es su manera hipócrita de vivir, de la cual también nosotros hemos de cuidarnos porque es muy fácil dejar entrar en el corazón intenciones e intereses egoístas aún cuando hacemos el bien.
Reflexionemos:
¿Cuido las intenciones de mi corazón? ¿Confío con todo mi ser en el Señor y busco su voluntad? ¡Ayúdame Señor!
Oremos:
Danos Señor un corazón puro ayúdanos a vivir con espíritu recto para que en todo lo que hagamos busquemos agradarte a Ti y ser apoyo y motivo de alegría para los hermanos. Amen
Recordemos:
¿Para qué les sirven los ojos si no ven, y los oídos si no oyen?
Actuemos:
Trato de alimentar intenciones rectas en mis decisiones y manera de vivir para agradar al Señor en todo lo que hago.
Profundicemos:
“Una verdad que se expresa con mala intención, supera todas las mentiras que puedas inventar.” William Blake