“¿Por qué esta generación reclama un signo?” (Mc 8, 11)
Después que Jesús multiplicó por segunda vez los panes en territorio pagano, los fariseos entran en una fuerte confrontación con él y le piden una señal del cielo. Hecho que lo desconcierta abiertamente y lo lleva a suspirar profundamente por la falta de fe que este grupo religioso tenía hacia su misión profética: “¿Por qué esta generación reclama un signo? Les aseguro que no se le dará un signo a esta generación”. La mentalidad cerrada de los fariseos hace que Jesús no obre nada a su favor y continúe libremente su camino. Como los fariseos muchas veces nosotros también podemos cerrarnos a la acción de Dios y no reconocer su presencia en las diferentes realidades que vivimos. Nos obstinamos en nuestras ideas y no dejamos que Dios actúe libremente, incluso podemos llegar a pedirle pruebas de su existencia. Pidamos al Señor, en este día, la capacidad de aprender a confiar más en él y reconocer su presencia en las diferentes mediaciones que pone en nuestro camino para ir a su encuentro.
Reflexionemos:
¿Somos personas cerradas u obstinadas?, ¿pedimos pruebas a Dios de su existencia?
Oremos:
Cura, Señor, nuestro corazón, de toda obstinación que nos impida ir a tu encuentro o reconocer todo aquello que obras a favor nuestro. Líbranos de cerrarnos en nuestras propias ideas o intereses personales, de apartarnos de ti y de las necesidades de los demás. Amén.
Recordemos:
Para reconocer la presencia de Dios en nuestra vida es necesario cultivar una experiencia de encuentro a través de la oración y el servicio.
Actuemos:
Pidamos perdón al Señor en esta jornada por las veces en que hemos dudado de él o nos hemos cerrado a sus enseñanzas.
Profundicemos:
Aprender a confiar en Dios requiere de largos momentos de oración, reflexión y encuentro con Dios en las diferentes realidades que vivimos. Así misma, aprender a educar el corazón y la mirada desde las enseñanzas que descubrimos en la Palabra (Libro: Reflexiones en el camino. Para armonizar tu vida).