Notemos que el Evangelio de hoy dice que cuando Jesús terminó de hablar un fariseo le rogó que fuera a comer con él. ¡Que experiencia más hermosa! Recordemos que un fariseo en tiempos de Jesús formaba parte de un grupo religioso influyente y conservador; eran conocidos por su estricta observancia de la ley mosaica y la tradición oral. Igualmente, solían tener conflictos con Jesús. Entonces, las palabras de Jesús tocaron profundamente al fariseo hasta el punto que dice el texto que le “rogó” fuera a comer con él. Jesús entró a su casa y se puso a la mesa con él. Un hecho sencillo desató un cuestionamiento hacia los fariseos que tienen una actitud arrogante para juzgar el cumplimiento de la ley desde lo externo. El Señor dice: “Den limosna de lo que hay dentro y tendrán limpio todo”. Y en otro momento, Jesús dice: “De la abundancia del corazón habla la boca”. Significa que lo que decimos es un reflejo de nuestros sentimientos e intenciones más profundas. Una persona con sus palabras o su proceder revela lo que verdaderamente hay en su interior, ya sea para bien o para mal. La claridad y la firmeza con la que habla Jesús, ilumina hoy nuestra vida. Más que cumplir por cumplir con una norma, lo importante es cómo obramos desde el corazón. Este es el camino para ser feliz.
La Palabra nos invita a tener un sano equilibrio entre lo que exteriorizamos y lo que realmente revelamos de nuestro interior. Hay un claro llamado a la coherencia y transparencia de vida. Hot el Señor nos exhorta a ser sinceros, honestos, transparentes y abiertos a los demás: estos son valores que debemos cultivar diariamente. Formemos nuestro carácter para firmes convicciones. La doctora Clara Martínez en su libro la fuerza interior, nos aclara que es esa fuerza vital inherente al ser humano la que nos permite elegir, desde la libertad, ser nosotros mismos con responsabilidad. Es una forma de confrontarnos con nosotros mismos en situaciones de adversidad; es un impulso interno y profundo que hace que nos invita a que sigamos adelante. Solo así nuestros valores serán confrontados por fuertes situaciones que nos pondrán a prueba y nos darán la capacidad no solo de soportar, sino de afrontar con entereza, coraje, valentía y coherencia las adversidades de la vida.
Doy gracias al Señor de todo corazón, en compañía de los rectos, en la asamblea. Grandes son las obras del Señor, dignas de estudio para los que las aman. Justicia y verdad son las obras de sus manos, todos sus preceptos merecen confianza. Son estables para siempre jamás. Se han de cumplir con verdad y rectitud (Salmo 110).
Hoy procuro no juzgar a las personas por sus apariencias, sino que intento buscar la belleza interior, lo bueno y verdadero que hay en ellas.
“La Palabra de Dios es viva y eficaz, juzga los deseos e intenciones del corazón”.
“No podemos quedar satisfechos dando solo dinero; el dinero no es suficiente pues se puede encontrar en otra parte. Los pobres tienen necesidad de nuestras manos para ser servidos, y de nuestros corazones para ser amados. La religión de Cristo es el amor, el contagio del amor” (Santa Teresa de Calcuta).