“Les aseguro, que si piden algo al padre en mi nombre, Él se lo concederá” (Jn 16, 23)
En el evangelio de este sexto sábado de Pascua, Jesús nos invita a confiar en la providencia del Padre. Providencia que nace del amor que Dios siente por cada uno de nosotros y lo lleva a estar siempre disponible para escuchar y acoger nuestras necesidades cuando lo invocamos con un corazón sincero. En este tiempo de crisis y enfermedad, pidamos al Señor que acreciente nuestra confianza en Él, para así poder superar de su mano este momento de prueba e interceder con nuestra oración por tantas personas cercanas y del mundo entero que necesitan de nuestro apoyo: “Pidan, y recibirán. Así su alegría será perfecta”. Que el sentirnos protegidos y sostenidos en las manos de Dios, llene de alegría y esperanza nuestros sufrimientos y nos lleve a invocar con fe el amor providente de Dios Padre para todos aquellos que necesitan de su protección y su favor.
Reflexionemos:
¿Invocamos con fe la ayuda de Dios?, ¿cómo hemos experimentado la providencia de Dios en este tiempo de pandemia?
Oremos:
Gracias, querido Dios, por ser un Padre providente y amoroso. Por escuchar nuestras oraciones cuando te invocamos. Por revelarnos tu cercanía, a través de las diferentes personas pones a diario en nuestro camino, para ayudarnos y confortarnos. Amén.
Recordemos:
“El Señor no nos da aquello que queremos, sino aquello que creemos” (Venerable hermana Tecla Merlo)
Actuemos:
Agradezcamos al Señor en este día por los amigos, familiares o personas que a diario pone en nuestra vida para ayudarnos a superar las dificultades o los problemas que vivimos.
Profundicemos:
La confianza en Dios nace cuando abrimos nuestra vida a su amor y dejamos que Él sea el centro de nuestra existencia. En este tiempo de crisis y enfermedad, el Señor nos invita a confiarle no solo nuestra salud física, sino también espiritual (Libro: Pedir la salud con la palabra de Dios)