“No he venido a llamar justos, sino a los pecadores”
(Mc 2, 17)
Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida
El evangelio de este día nos pone en contacto con la vocación de Leví o Mateo. Momento trascendental que cambió para siempre su existencia y la abrió hacia nuevos horizontes. Jesús toma la iniciativa de buscar a Leví y llegar hasta el lugar donde trabajaba. Al verlo, fija tiernamente su mirada en él y pese a su oficio, lo llama a ser su discípulo. Interés que hace que Leví responda con prontitud a su llamado y tomé la decisión de levantarse de la mesa de la recaudación y con ello, denotar su deseo de cambiar de vida. También hoy Jesús pasa por nuestros hogares, lugares de trabajo, para envolvernos con su mirada y renovar en nosotros el llamado a seguirlo. Aprovechemos esta jornada para encontrarnos con él, abrirle las puertas de nuestro corazón y reconocer como queremos responder a su llamado.
Reflexionemos: ¿En qué momentos nos hemos sentido mirados y amados por Jesús?, ¿qué realidades necesitamos dejar atrás para seguirlo con mayor disponibilidad?
Oremos: Necesitamos, de tu mirada, Señor, para reconocer lo bueno que tenemos y lo mucho que podemos dar y entregar a los demás. Amén.
Recordemos: La mirada de Jesús transforma nuestra vida.
Actuemos: Dejémonos mirar por Jesús y llenarnos con su ternura.
Profundicemos: Sentirnos mirados por Jesús, es experimentar la alegría de ser amados por Dios y destinados a ser continuadores de su misión (Libro: Cuando me enamoré, te puse en primer lugar).