“Dios hará justicia a sus elegidos que gritan ante Él día y noche?” (Lucas 18, 8)
Hoy Jesús nos exhorta tiernamente a orar siempre sin desfallecer; y para motivarnos a ello, cuenta la historia de un juez inicuo que se vio forzado a hacer justicia para no se disturbado por los ruegos insistentes de una pobre viuda.
Los seres humanos casi siempre actuamos movidos por intereses egoístas, pero Dios actúa solo por amor: se siente feliz cuando reconocemos su amor; le encanta que le confiemos nuestros sufrimientos para consolarnos y levantarnos. Y se enternece cuando como hijos seguros de su amor, imploramos su ayuda sin cansarnos.
Dios siempre escucha nuestras oraciones y cuando nos parece que tarda en respondernos, Él ya está realizando en favor nuestro mucho más de lo que esperamos o pedimos.
Reflexionemos:
¿Tengo puesta toda mi confianza en el Señor? ¿Soy perseverante en la oración? ¡Cómo no confiar en Ti Señor si siempre te adelantas en darnos mucho más de lo que necesitamos!
Oremos:
Padre “Tú escuchas a tus elegidos que claman a Ti día y noche”; quiero ser contado entre ellos, quiero estar unido a Ti en todo momento. Ayúdame a perseverar en la oración aun cuando me parezca que tarda tu respuesta. ¡Confío en tu bondad!
Recordemos:
«La oración del hombre humilde es la debilidad de Dios». Papa Francisco
Actuemos:
Como hijo amado de Dios comienzo y concluyo mi jornada con un momento de oración
Profundicemos:
La oración es el pulmón de nuestra vida espiritual. Sin ella nos arriesgamos a ahogarnos en nuestras preocupaciones diarias, en nuestra rutina… Papa Benedicto XVI ( Libro: “Las moradas”) Sta. Teresa de Jesús.