13 de Abril

“La Escritura dice que el Mesías debía sufrir la muerte y resucitar al tercer día”

 (Lucas 24, 46)

 

Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida

La iniciativa para una experiencia de encuentro con la vida siempre parte de Dios, por eso los discípulos que fueron testigos del encuentro con el Resucitado se llenan de gozo y de esa experiencia personal vuelven a la comunidad para dar fe de lo acontecido: “contaron lo que les había pasado en el camino y cómo Jesús se les había dado a conocer al partir el pan”.  Y de nuevo Él se presenta en medio de la comunidad para quitar de su corazón la duda y el temor: “la paz esté con ustedes”, les muestra los signos de su muerte en la cruz: manos y pies. Les abre el entendimiento a la luz de la Palabra revelando el misterio de su resurrección. Ahora ellos, la comunidad de los discípulos deben transmitir al mundo esta verdad: Jesús, es el Dios vivo que ha vencido a la muerte, porque lo han visto, se han encontrado con él, han experimentado su amor y han recibido la misión de anunciarlo: “deben dar testimonio de estas cosas”.

 

Reflexionemos: La tarea de la Iglesia es anunciar el mensaje de salvación. ¿Cómo bautizado creo firmemente en la resurrección y la vida nueva que da el Señor?

 

Oremos: Señor, concédeme una fe firme y paz en el corazón para poder decir con mi vida que tú vives en mí. Amén. 

 

Recordemos: “La Escritura dice que el Mesías debía sufrir la muerte y resucitar al tercer día, y que en su nombre se hará en todo el mundo un llamado al arrepentimiento para obtener el perdón de los pecados. Comenzando desde Jerusalén, deben dar testimonio de estas cosas”.

                                                                                                              

Actuemos: Estaré  más atento a las enseñanzas de las sagradas Escrituras para descubrir el plan de Dios en mi vida y caminar sin vacilar porque “Cristo Vive” y ha vencido a la muerte.

 

Profundicemos: Jesús Resucitado, como Maestro de vida lleva a los discípulos a comprender las Escrituras y paulatinamente les abre la mente a la comprensión de la vida nueva para confiarles una nueva misión, la de ser testigos y anunciadores de su resurrección.

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