12 de Noviembre

“Les hará justicia sin tardar”

(Lc 18, 8)

 

Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida

La oración es la fuente y el motor de nuestra vida cristiana, es la linfa que alimenta y da sentido a todo cuanto somos y hacemos. Por eso, Jesús en el evangelio de este día nos invita a orar siempre sin desanimarnos y para ello, nos ofrece el ejemplo de la viuda que reclama justicia frente a su adversario. Como el juez de su ciudad no le prestaba mucha atención, ella insiste varias veces sin desanimarse hasta que logra su objetivo. Así mismo, debe ser nuestra oración, insistente, continua, valiente, audaz, capaz de superar los obstáculos para obtener de Dios y de las personas, aquello que necesitamos. Pidamos al Señor, la gracia de aprender a orar siempre sin desanimarnos, de ser personas de fe que creen que Dios les concederá aquello que más necesitan.

 

Reflexionemos: ¿Somos personas  de oración?, ¿cómo podemos ser más fieles e insistentes en ella?

 

Oremos: Abre, Señor, cada vez más nuestra vida y nuestro corazón a la oración. Que ella sea la fuente que alimente y penetre todo cuanto emprendemos. Amén.

 

Recordemos: La oración es el alma de nuestra relación cotidiana con Dios.

 

Actuemos: Reservemos en este día un espacio privilegiado para revisar nuestra vida de oración y percibir si somos insistentes o no, en ella.

 

Profundicemos: La oración es la fuente de nuestra relación con Dios y la que da sentido a las relaciones que vivimos con quienes nos rodean (Libro: La oración: El respiro de la vida nueva).

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