12 de febrero

 

Se le soltó la traba de la lengua y hablaba sin dificultad (Mc 7, 35)

 

Después de curar a la hija de la mujer sirio fenicia, Jesús continúa su recorrido por la Decápolis y llega a la ciudad de Sidón. Allí le presentan a un sordo mudo y le piden que lo cure imponiéndoles sus manos. Pero Jesús, va más allá de dicha petición y lo sana apartándolo de la multitud, metiéndole las manos en los oídos, tocándole la lengua con su saliva y pronunciando la palabra “Effetá”, que quiere decir: “Ábrete”. Gestos simbólicos que muestran la cercanía de Jesús hacia la realidad de encierro y sufrimiento que vivía aquel hombre y  su deseo de ayudarlo a recuperar su capacidad de comunicarse con los demás. Sana primero su escucha y luego la traba que le impedía hablar. Con el gesto que tiene de mirar al mirar al cielo y suspirar mientras lo sana, se solidariza con su sufrimiento y lo presenta al Padre. Pongamos en manos del Señor en este día, aquellas realidades o actitudes personales que nos llevan a encerrarnos en nosotros mismos, perder nuestra capacidad de escucha o nuestra faculta para expresar con libertad aquello que vivimos o sentimos.

 

Reflexionemos:

¿Qué trabas nos impiden escuchar o hablar con libertad?, ¿cómo podemos solidarizarnos con el sufrimiento de quienes están enfermos?

 

Oremos:

Abre, Señor, cada día nuestro corazón a tu escucha. Danos la capacidad de superar los obstáculos que nos encierran en nuestros pensamientos, problemas o temores. Ayúdanos a escucharte y a expresar abiertamente nuestros sufrimientos o necesidades. Amén.

 

Recordemos:

Las enseñanzas de Jesús nos liberan de encerrarnos en nosotros mismos.

 

Actuemos:

Presentémosle al Señor, en esta jornada, aquellos obstáculos personales o familiares que no nos dejan expresarnos con libertad y escuchar abiertamente aquello que nos comunican los demás.

 

Profundicemos:

La escucha es un valor que aprendemos en casa desde pequeños; por eso, es importante cultivar en familia dicho valor, en las diferentes actividades o espacios cotidianos que compartimos como grupo familiar (Libro: Joaquín, el parlanchín).

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