“¿Cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?” (Mt 18, 21)
Perdonar es quizás una de las actitudes que más nos cuesta como seres humanos por que nos obliga a salir de nosotros mismos para acoger el mal o las faltas que los otros nos hacen. Actitud que vivida de la mano de Dios, como nos enseña Jesús en el evangelio de este día, nos ayuda abrirnos con fe y esperanza a la experiencia del perdón: “No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete”. Jesús nos enseña además por medio de la historia del siervo que debía diez mil talentos a su amo y este le perdona toda su deuda, como Dios nos perdona siempre y quiere que nosotros también aprendamos a perdonar de la misma manera a nuestros hermanos. Así mismo, que no nos dejemos llevar como el siervo malvado por la codicia de querer reclamar a otros el mal que nos hacen, cuando experimentamos en nuestra vida a cada momento la misericordia de Dios: ‘¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?’. Pidamos al Señor en este día la gracia de aprender a perdonar de corazón y siempre.
Reflexionemos:
¿Somos capaces de perdonar a quienes nos ofenden?, ¿cómo experimentamos en nuestra vida el perdón de Dios?
Oremos:
Danos, Señor, la capacidad de aprender a perdonar de corazón y siempre a nuestros hermanos. A reconocer que como ellos, nos equivocamos y necesitamos a cada momento experimentar tu amor y tu misericordia. Amén.
Recordemos:
La medida de nuestro perdón, es el amor y la misericordia que recibimos de Dios.
Actuemos:
Aprovechemos esta jornada para lanzarnos a perdonar a aquellos con quienes vivimos dificultades en el seno de nuestras familias.
Profundicemos:
El perdón es ante todo una experiencia liberadora que saca lo mejor de nosotros mismos y nos enseña a mirar misericordiosamente a los demás (Libro: Misericordia y perdón).