
Jesús en el evangelio de hoy nos enseña la humildad en el servicio. Ser discípulos no es buscar reconocimiento ni recompensa humana, sino servir con amor y sencillez porque así lo quiere el Señor. La expresión “siervo inútil” no nos habla que no valemos, sino por el contrario que reconocemos que todo lo que hacemos es gracia de Dios y que nuestra misión es responder a ella con fidelidad y gratitud. Este Evangelio nos invita a vivir sin orgullo ni vanidad, sabiendo que el verdadero premio es la alegría de haber servido al Reino con un corazón humilde. El verdadero discípulo sirve con humildad, sabiendo que todo es gracia de Dios.
¿Sirvo a los demás buscando reconocimiento o lo hago con un corazón humilde?¿Reconozco que todo lo que soy y realizo es don de Dios?
Señor Jesús, enséñame a servir con alegría y humildad. Que todo lo que haga sea para tu gloria y no para mi orgullo. Hazme fiel en lo pequeño y sencillo cada día. Señor, ayúdame a vivir con un corazón humilde y agradecido. Que cada servicio que haga sea expresión de tu amor en el mundo. Amén.


