10 de septiembre

Caminando con Jesús

Caminar con Jesús permitió a los discípulos experimentar, de primera mano, la compasión y la gracia de Dios en acción. Caminar con Jesús hoy, no debería ser diferente. Su compasión y su gracia siguen disponibles para quien quiera experimentarlas.

“Bienaventurados los pobres”.“Ay de ustedes, los ricos”.
(Lucas 6, 20-26)

En el Evangelio de este día nos encontramos con el texto de las bienaventuranzas, las cuales no son mandamientos ni leyes, ni una lista de virtudes cristianas que hay que privilegiar. Jesús rompe con la lógica del mundo y revela la lógica del Reino de Dios. Lucas nos las pone aquí tales como Jesús las proclamó al pueblo de Galilea. Las bienaventuranzas son un llamado y una esperanza dirigida a los olvidados y a los pobres de su pueblo herederos de la promesa de Dios a los profetas. El mensaje de las bienaventuranzas es la “buena noticia” que Jesús dio a los pobres a los cuales anuncia el cumplimiento de la promesa. Se nos olvida a los cristianos que el Evangelio es una llamada a ser felices. No de cualquier manera, sino por los caminos que sugiere Jesús y que son completamente diferentes a los que propone la sociedad actual. Quizás estamos viviendo un tiempo en los que empezamos a intuir mejor la verdad que se encierra en las lamentaciones: ¡Ay de ustedes, los ricos!, ¡Ay de ustedes, los que están saciados, ¡Ay de los que ahora ríen, porque harán duelo y llorarán! ¡Ay si todo el mundo habla bien de ustedes! No olvidemos que las bienaventuranzas son un programa de vida que nos lleva a poner nuestra plena confianza en Dios, estamos llamados a la plenitud del gozo. Jesús nos invita a poner nuestra confianza en lo eterno, no en lo pasajero.

Reflexionemos:

¿Considero que solo seré dichoso si vivo el evangelio con radicalidad?

Oremos:

Señor, dame la gracia de saber descubrir tus caminos a través del espíritu de las bienaventuranzas, y a depositar toda mi confianza en Dios, en lo eterno y no en lo pasajero. Amén.

Actuemos:

¿Qué podemos hacer para cambiar la suerte de los que más sufren?

Recordemos:

“Él levanto los ojos hacia sus discípulos, decía: Bienaventurados…”.

Profundicemos:

¡Ay de vosotros, los ricos!, ¡Ay de vosotros, los que están satisfechos!, ¡Ay de los que ahora ríen, porque lloraran! ¡Ay de ustedes cuando hablen bien de ustedes!

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