“Los hijos de este mundo son más astutos con su propia gente que los hijos de la luz”.
(Lc 16, 1-8)
Hoy el evangelio nos presenta la parábola del administrador infiel, a través de la cual Jesús confronta nuestra forma de actuar. Él nos pide que seamos buenos administradores de aquello que nos ha sido confiado, empezando por nuestra propia vida; no acomodarnos, sino ir más allá de lo que nos corresponde hacer; salir al encuentro de las necesidades de los demás, cuidar y dar cuenta de lo que hacemos. Ser buenos administradores exige ante todo una conciencia limpia, un corazón libre, la recta intención del corazón, ser justos con todos y muy especialmente, ser transparente ante Dios.
Reflexionemos: Pensemos un poco en todos los dones que el Señor nos ha regalado, ¿Qué estoy haciendo con ellos? ¿Los pongo al servicio del Reino?
Oremos: Señor Jesús, gracias por los dones que me has confiado. Dame la gracia de administrarlos con un corazón puro, una conciencia limpia y un espíritu libre. Que mis acciones y mis pensamientos sean coherentes con tus enseñanzas. Amén.
Actuemos: En este día salgamos de nosotros mismos y prestemos más atención a las necesidades de los demás, un día para ser más generosos.
Recordemos: “Los hijos de este mundo son más astutos con su propia gente que los hijos de la luz”.
Profundicemos: “La verdadera paz consiste en no desviarse de la voluntad de Dios”. San León Magno
📑 Recomendado: Material de temporada 2024