“Quien viene a mí no pasará hambre” (Jn 6, 34)
Iniciamos el mes de agosto y el evangelio nos lleva de nuevo a la montaña, donde Jesús dio de comer a la multitud para discernir las verdaderas intenciones que nos mueven a buscarlo: “Yo les aseguro: ustedes me buscan por haber comido pan hasta quedar llenos, y no porque hayan creído viendo las obras que realizo”. Quizás como la multitud hambrienta que buscaba a Jesús por el alimento, nosotros también salimos a su encuentro solo cuando necesitamos algo o pasamos por alguna dificultad, pero poco en los momentos que estamos bien. Nos falta cultivar una relación vital con él, que no solo se quede en la necesidad de recibir su protección, sino que nos lleve a unir nuestra vida mucho más a su Palabra y participar activamente en la construcción de su Reino: “Trabajen no por el alimento que se acaba, sino por el alimento que dura hasta la vida eterna”. Pidamos al Señor, en este día que aumente nuestra fe y nos ayude a reconocerlo como el pan verdadero que da sentido pleno a nuestra existencia.
Reflexionemos:
¿Buscamos a Jesús solo cuando necesitamos pedirle algo?, ¿cómo podemos trabajar por el alimento que no se acaba desde las realidades que vivimos a diario?
Oremos:
Danos, la gracia Señor, de encontrarnos cada día contigo y reconocer lo mucho que necesitamos de ti. Enséñanos a contar contigo siempre, y no solo cuando pasemos por problemas o dificultades. Amén.
Recordemos:
Jesús es el alimento que da sentido pleno a nuestra existencia.
Actuemos:
Pidamos perdón al Señor en este día, por buscarlo solo cuando tenemos problemas o dificultades.
Profundicemos:
Para conocer mejor a Jesús y acrecentar nuestra confianza en él, es necesario aprender a reconocerlo en la vida de cada día (Libro: Espiritualidad de la vida diaria).