17 de septiembre

Escucha La Palabra de Dios para cada día

 

Primera Lectura

Lectura del libro del Eclesiástico 27, 30 – 28, 7

El rencor y la ira son cosas detestables, y en ellas es maestro el pecador. Del vengativo se vengará el Señor, estricta cuenta llevará de sus pecados. Perdona a tu prójimo la ofensa recibida, y cuando tú ores alcanzarás perdón de tus pecados. Si uno guarda resentimiento contra su prójimo, ¿Cómo puede pedir al Señor la curación? De su semejante no tiene compasión, ¿y pide a Dios perdón? Siendo un sim-ple mortal, guarda rencor; ¿quién, pues, lo librará de sus pecados? Piensa en tu fin y deja el odio; piensa en la muerte y en el sepulcro, y cumple los mandamientos. Acuérdate de lo que ha mandado Dios y no seas rencoroso con el prójimo. Ten en cuenta las disposiciones del Altísimo y excusa las faltas de los otros.

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

 

Salmo responsorial 102, 1-4. 9-12

R. El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia.

Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios / R.
Él perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades; Él rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura / R.
No está siempre acusando ni guarda rencor perpetuo; no nos trata como merecen nuestros pecados, ni nos paga según nuestras culpas / R.
Como se levanta el cielo sobre la tierra, se levanta su bondad sobre los que le temen; como dista el oriente del ocaso, así aleja de nosotros nuestros delitos / R.

Segunda Lectura

Lectura de la Carta del apóstol san Pablo a los Romanos 14, 7-9

Hermanos: Ninguno de ustedes vive para sí mismo y tampoco muere para sí mismo. Si vivimos, vivimos para el Señor, y si morimos, para el Señor morimos: tanto en la vida como en la muerte pertenecemos al Señor. Porque Cristo murió y volvió a la vida, para ser Señor de vivos y muertos.

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

Aclamación antes del Evangelio (Jn 13, 34)

“Les doy un mandamiento nuevo –dice el Señor–: ámense los unos a los otros como yo los he amado”.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 18, 21-35

“No te digo que hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete”

Con ocasión de las enseñanzas de Jesús, se acercó Pedro y le dijo: “Señor, ¿Cuántas veces debo perdonar a un hermano que me haga algún daño? ¿Hasta siete veces?”. Jesús le respondió: “No te digo que hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. En cuanto al perdón, el Padre celestial ejerce su poder como el rey que quiso pedir cuentas a sus funcionarios. Para comenzar le presentaron uno que le debía sesenta millones de denarios. Y como no tenía con qué pagarle, mandó el rey que lo vendieran a él, a su mujer y a sus hijos y todo lo que tenía, para que le pagara. Pero el funcionario cayó de rodillas ante el rey y le dijo: ‘Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo’. El rey se compadeció de él, lo dejó libre y le perdonó la deuda. Pero al salir ese funcionario se encontró con un compañero que le debía cien denarios, y agarrándolo del cuello quería estrangularlo y le decía: ‘Págame lo que me debes’. El compañero cayó a sus pies y empezó a rogarle: ‘Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré’. Pero el otro no qui-so, sino que fue y lo hizo meter en la cárcel hasta que le pagara lo que le debía. Sus demás compañeros, al ver lo sucedido, se dolieron muchísimo, y fueron a contar-le a su señor todo lo ocurrido. Entonces el rey lo mandó llamar y le dijo: ‘Funcionario despiadado, yo te per-doné toda aquella deuda, porque tú me lo suplicaste. ¿No era lógico que tú también tuvieras compasión de tu compañero, como yo la tuve de ti?’. Y el rey, lleno de ira, se lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Pues lo mismo hará mi Padre celestial con ustedes, si cada uno no perdona a su hermano de todo corazón”.

S: Palabra del Señor                                     

T: Gloria a ti, Señor Jesús

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