5 de noviembre

Escucha La Palabra de Dios para cada día

 

Primera Lectura

Lectura de la profecía de Malaquías 1, 14b – 2, 2b. 8-10

Yo soy un gran rey, dice el Señor del universo, todas las naciones temen mi nombre. Esto es lo que les mando, sacerdotes: Si no escuchan y no ponen todo su corazón en glorificar mi nombre, dice el Señor del universo, les enviaré la maldición. Se han separado del camino recto y han hecho que muchos tropiecen en la ley, invalidando la alianza de Leví, dice el Señor del universo. Pues yo también los voy a hacer despreciables y viles para todo el pueblo, ya que su boca no ha guardado el camino recto y han sido parciales en la aplicación de la ley. ¿No tenemos todos un mismo Padre? ¿No nos creó el mismo Dios? ¿Por qué entonces nos traicionamos unos a otros, profanando la alianza de nuestros padres?

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

Salmo responsorial 130, 1-3

R. Guarda mi alma en la paz, junto a ti, Señor.

Señor, mi corazón no es ambicioso, ni mis ojos altaneros; no pretendo grandezas que superan mi capacidad / R.
Sino que acallo y modero mis deseos, como un niño en brazos de su madre; como un niño saciado así está mi alma dentro de mí / R.
Espere Israel en el Señor ahora y por siempre / R.

Segunda Lectura

Lectura de la Primera Carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 2, 7b-9. 13

Hermanos: Nos portamos con delicadeza entre ustedes, como una madres que cuida con cariño de sus hijos. Los queríamos tanto que deseábamos entregarles no solo el Evangelio de Dios, sino hasta nuestras propias personas, porque se habían ganado nuestro amor. Recuerden, hermanos, nuestros esfuerzos y fatigas; trabajando día y noche para no ser gravosos a   nadie, proclamamos entre ustedes el Evangelio de Dios. Por tanto, también nosotros damos gracias a Dios sin cesar, porque, al recibir la palabra de Dios que les predicamos, la acogieron no como palabra humana, sino, cual es en verdad, como palabra de Dios que permanece operante en ustedes los creyentes.

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

Aclamación antes del Evangelio (Mt 23, 9b. 10b)

“Uno solo es su Padre, el del cielo; y uno solo es su maestro, el Mesías”.

 Lectura del santo Evangelio según san Mateo 23, 1-12

“Ellos dicen, pero no hacen”

En aquel tiempo, habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo: “En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: hagan y cumplan todo lo que les digan; pero no hagan lo que ellos hacen, porque ellos dicen, pero no hacen. Atan cargas pesadas y se las cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y agrandan las orlas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias en las plazas y que la gente los llame ‘rabbí’. Ustedes, en cambio, no se dejen llamar ‘rabbí’, porque uno solo es su maestro, y todos ustedes son hermanos. Y no llamen padre de ustedes a nadie en la tierra, porque uno solo es su Padre, el del cielo. No se dejen llamar maestros, porque uno solo es su maestro, el Mesías. El primero entre ustedes será su servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido”.

S: Palabra del Señor                                     

T: Gloria a ti, Señor Jesús

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