6 de Septiembre

Escucha La Palabra de Dios para cada día

 

Primera Lectura

Lectura de la Carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 1, 24 – 2, 3

Hermanos: Ahora me alegro de sufrir por ustedes: así completo en mi carne los dolores de Cristo, sufriendo por su cuerpo que es la Iglesia, de la cual Dios me ha nombrado ministro, asignándome la tarea de anunciarles a ustedes su mensaje completo: el misterio que Dios ha tenido escondido desde siglos y generaciones y que ahora ha revelado a sus santos. A estos Dios ha querido dar a conocer la gloria y riqueza que este misterio encierra para los gentiles: es decir, que Cristo es para ustedes la esperanza de la gloria. Nosotros anunciamos a ese Cristo; amonestamos a todos, enseñamos a todos, con todos los recursos de la sabiduría, para que todos lleguen a la madurez en su vida en Cristo: esta es mi tarea, en la que lucho denodadamente con la fuerza poderosa que Él me da. Quiero que tengan noticia del empeñado combate que sostengo por ustedes y los de Laodicea, y por todos los que no me conocen personalmente. Busco que tengan ánimos y estén compactos en el amor mutuo, para conseguir la plena convicción que da el comprender, y que capten el misterio de Dios. Este misterio es Cristo, en quien están encerrados todos los tesoros del saber y el conocer.

 

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

 

Salmo responsorial 61, 6-7. 9

 

 R. De Dios viene mi salvación y mi gloria.

Descansa solo en Dios, alma mía, porque Él es mi esperanza; solo Él es mi roca y mi salvación, mi alcázar: no vacilaré /R. 

Pueblo suyo, confía en Él, desahoga ante Él tu corazón, que Dios es nuestro refugio /R.  

 

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

 

Evangelio San Lucas 6, 6-11

 

Estaban al acecho para ver si curaba en sábado

 

Un sábado, entró Jesús en la sinagoga a enseñar. Había allí un hombre que tenía parálisis en el brazo derecho. Los escribas y los fariseos estaban al acecho para ver si curaba en sábado, y encontrar de qué acusarlo. Pero Él, sabiendo lo que pensaban, dijo al hombre del brazo paralítico: “Levántate y ponte ahí en medio”. Él se levantó y se quedó en pie. Jesús les dijo: “Les voy a hacer una pregunta: ¿Qué está permitido en sábado, hacer el bien o el mal, salvar a uno o dejarlo morir?”. Y, echando en torno una mirada a todos, le dijo al hombre: “Extiende el brazo”. Él lo hizo, y su brazo quedó restablecido. Ellos se pusieron furiosos y discutían qué había que hacer con Jesús.

 

S: Palabra del Señor                                     

T: Gloria a ti, Señor Jesús

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