7 de Marzo

“El que no está conmigo está contra mí”

(Lc 11, 14-23)

Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida

La Palabra de Dios en este tiempo cuaresmal toca aspectos fundamentales de nuestra fe cristiana: la reconciliación, el perdón y la misericordia. En el Evangelio de hoy vemos cómo Jesús después de haber expulsado un demonio, es atacado por algunos  que dicen que Él está echando los demonios con el poder de Belcebú príncipe de los demonios. Jesús con respeto y bondad les hace ver cuán contradictoria es su acusación, pues sería como afirmar que satanás está contra sí mismo. Pero si Él expulsa demonios con el poder de Dios, quiere decir que el Reino de Dios ha llegado al mundo. 

Sí hermanos, en Jesús ha llegado a nosotros el Reino de Dios, estar con Él es lo único que puede dar estabilidad y seguridad a nuestro peregrinar por esta tierra. Estar sin Él es estar en manos del enemigo. Es por eso que Jesús concluye diciendo: “El que no está conmigo está contra mí, el que no recoge conmigo desparrama”.

Estar con Jesús y vivir como Él es nuestra verdadera identidad cristiana; es el don que el Padre nos ha otorgado a través de su Espíritu a todos los bautizados.

Reflexionemos: ¿Yo estoy con Jesús? ¿Cómo expreso en mi vida cotidiana mi pertenencia al Señor? ¿Mi fe me lleva a ocuparme de las cosas de Dios y a vivir como Jesús nos ha mostrado con su vida? 

Oremos: 

Actuemos: Quiero demostrar con coherencia y alegría mi pertenencia a Jesús aunque pueda  implicar  indiferencia o rechazo de parte de otras personas.

Recordemos: Jesús echó a un demonio que era mudo y  apenas salió el demonio, el mundo comenzó  a hablar, la multitud se quedó admirada…

Profundicemos: “El cristiano no puede estar tranquilo con que todo va bien, debe discernir las cosas y mirar bien de dónde vienen y cuál es su raíz” (Papa Francisco).

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