28 de Noviembre

Escucha La Palabra de Dios para cada día

 

Primera Lectura

Lectura del libro de Isaías 4, 2-6

 
Lo que un día hará brotar el Señor será espléndido y glorioso; y el fruto que dará la tierra será orgullo y honor del resto de Israel. A los que queden en Sión, a los sobrevivientes de Jerusalén, a los que dé Dios el derecho de vivir allí, los llamarán “consagrados”. Después del vendaval del Juicio divino y del huracán abrasador, y una vez libres de vicios las mujeres de Sión y limpia de crímenes Jerusalén, creará el Señor en el recinto del monte Sión, sobre los que allí se congreguen, una nube de día, y por la noche, entre las brumas, un resplandor de fuego llameante. Toda la gloria de Jerusalén quedará así al amparo de Dios y tendrá un tabernáculo que servirá de sombra en el calor del día y de protección segura en la tempestad y la lluvia.
 

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

 

Salmo responsorial 121, 1-4a. 6-9

 

R. Vamos alegres a la casa del Señor!

¡Qué alegría cuando me dijeron: “Vamos a la casa del Señor!”. Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén / R.

Jerusalén está fundada como ciudad bien compacta. Allá suben las tribus, las tribus del Señor / R.

Según la costumbre de Israel, a celebrar el nombre del Señor; en ella están los tribunales de justicia, en el palacio de David / R.

Deseen la paz a Jerusalén: “Vivan seguros los que te aman, haya paz dentro de tus muros, seguridad en tus palacios” / R.

Por mis hermanos y compañeros, voy a decir: “La paz contigo”. Por la casa del Señor, nuestro Dios, te deseo todo bien / R.

 

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 8, 5-11

 

“Vendrán muchos de oriente
y occidente al banquete del reino de los cielos”

Cuando Jesús regresó a Cafarnaún, se le acercó un centurión para rogarle y le dijo: “Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralizado y tiene muchos dolores”. Jesús le dijo: “Voy a ir a curarlo”. Pero el centurión replicó: “Señor, no soy digno de que entres a mi casa. Basta que lo mandes de palabra y mi criado quedará sano. Porque yo también, con ser un subalterno, tengo soldados a mis órdenes; y si ordeno a alguno que vaya a alguna parte, él va, y si a otro le ordeno que venga, él viene; y cuando le ordeno a mi esclavo que haga algo, él lo hace”. Jesús, al oírlo, se admiró y dijo a los que lo seguían: “Les aseguro que en ningún israelita he encontrado tanta fe. Y además les digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán a la mesa con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos”.

 

S: Palabra del Señor                                     

T: Gloria a ti, Señor Jesús

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