Escucha La Palabra de Dios para cada día
Primera Lectura
Lectura del libro del Eclesiástico 3, 17-19. 28-29
Hijo mío, si eres rico, procede con modestia y te querrán más que dando muchos regalos. Cuanto más grande seas, más debes humillarte, y así agradarás a Dios. Porque es grande el poder del Señor, pero son los humildes quienes lo glorifican. La desgracia del orgulloso no tiene remedio, pues en él ha echado raíces la maldad. El sabio entiende los dichos de los sabios; para el que sabe escuchar, la sabiduría es un placer.
L: Palabra de Dios
T: Te alabamos, Señor
Salmo responsorial 67, 4-7ab. 10-11
R. En tu bondad, Señor, preparaste un hogar para los pobres.
Los justos se alegran, gozan en la presencia de Dios, rebosando de alegría. Canten a Dios: su nombre es el Señor / R.
Padre de huérfanos, protector de viudas, Dios vive en su santa morada. Dios prepara casa a los desvalidos, libera a los cautivos y los enriquece / R.
Derramaste en tu heredad, ¡oh Dios!, una lluvia copiosa, aliviaste la tierra extenuada; y tu rebaño habitó en la tierra que tu bondad, ¡oh Dios!, preparó para los pobres / R.
Segunda Lectura
Lectura de la Carta a los Hebreos 12, 18-19. 22-24a
Hermanos: Para acercarse a Dios, ustedes no fueron, como los hebreos en el Sinaí, a un monte material, que ardiera en llamas, rodeado de nubarrones, entre la oscuridad y la tormenta; ni escucharon el sonido de una trompeta, ni aquel clamor que los atemorizó, tanto que al oírlo pidieron que no les siguiera hablando Dios. Ustedes vinieron al monte Sión y a la ciudad del Dios viviente, la Jerusalén celestial, a las incontables legiones de ángeles en fiesta, a la Iglesia de los primogénitos, que tienen su nombre inscrito en el cielo; vinieron a presentarse al juez universal, que es Dios, y a los espíritus de los justos que ya coronaron la carrera y al mediador de la nueva alianza, Jesús.
L: Palabra de Dios
T: Te alabamos, Señor
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 14, 1. 7-14
“El que se enaltece será humillado
y el que se humilla será enaltecido”
Un sábado fue Jesús a comer en casa de un jefe de los fariseos, y ellos se pusieron a observarlo. Jesús, al ver que los invitados escogían los mejores puestos, les hizo esta sugerencia: “Cuando te inviten a un banquete de bodas, no te sientes en el puesto de honor, porque puede haber otro invitado de más categoría que tú; y al llegar el que los invitó a los dos, puede pedirte que le cedas el puesto al otro; entonces tendrías que pasar por la vergüenza de ir a ocupar el último puesto. Cuando te inviten, siéntate más bien en el último puesto; y así, cuando llegue el que te invitó, te dirá: ‘Amigo, ven a sentarte más cerca’. Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido”. Y al que lo había invitado le dijo: “Cuando des un banquete o una comida, no invites a tus amigos, a tus hermanos, a tus parientes o a tus vecinos ricos; porque luego ellos te van a invitar a ti, y esa será toda tu recompensa. Cuando des un banquete, invita a los pobres, los lisiados, los cojos, los ciegos. Y serás de veras feliz, porque como ellos no tienen con qué pagarte, te lo pagará Dios en la resurrección de los justos”.
S: Palabra del Señor
T: Gloria a ti, Señor Jesús