27 de Julio

Escucha La Palabra de Dios para cada día

Primera Lectura

Lectura del libro de Jeremías 15, 10. 16-21

¡Ay de mí, madre mía, que me engendraste hombre de pleitos y contiendas para todo el país! Ni he prestado ni me han prestado, y todos me maldicen. Cuando encontraba palabras tuyas, las devoraba; tus palabras eran mi gozo y la alegría de mi corazón, porque tu nombre fue pronunciado sobre mí, Señor, Dios de los ejércitos. No me senté a disfrutar con los que se divertían; forzado por tu mano me senté solitario, porque me llenaste de ira. ¿Por qué se ha vuelto crónica mi llaga, y mi herida enconada e incurable? Te me has vuelto arroyo engañoso, de aguas inconstantes. Entonces respondió el Señor: “Si vuelves, te haré volver a mí, estarás en mi presencia; si separas lo precioso de la escoria, serás mi boca. Que ellos se conviertan a ti, no te conviertas tú a ellos. Frente a este pueblo te pondré como muralla de bronce inexpugnable; lucharán contra ti y no te podrán, porque yo estoy contigo para librarte y salvarte –oráculo del Señor–. Te libraré de manos de los perversos, te rescataré del puño de los opresores”.

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

Salmo responsorial 58, 2-5a. 10-11. 17-18 

R. Dios es mi refugio en el peligro.

Líbrame de mi enemigo, Dios mío, protégeme de mis agresores, líbrame de los malhechores, sálvame de los hombres sanguinarios / R.
Mira que me están acechando y me acosan los poderosos: sin que yo haya pecado ni faltado, Señor, sin culpa mía, avanzan para acometerme  / R.

Estoy velando contigo, fuerza mía, porque tú, oh Dios, eres mi alcázar; que tu favor se adelante, oh Dios, y me haga ver la derrota del enemigo / R.

Pero yo cantaré tu fuerza, por la mañana aclamaré tu misericordia; porque has sido mi alcázar y mi refugio en el peligro / R.

Y tañeré en tu honor, fuerza mía, porque tú, oh Dios, eres mi alcázar / R.

Lectura del santo Evangelio según San Mateo 13, 44-46

Vende todo lo que tiene y compra el campo

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: “El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo. El reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra”.

S: Palabra del Señor                                     

T: Gloria a ti, Señor Jesús

¿Requiere asesoria? Activar chat

×