25 de mayo

“Yo les he dado la gloria que Tú me diste para que sean uno como nosotros somos Uno” 

(Jn 17, 22)

 

Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida

Seguimos contemplando a Jesús en íntimo dialogo con el Padre: nos alegra escuchar cómo en su oración estamos presentes también nosotros: ¡No solo ruego por ellos, sino también por aquellos que por la palabra de ellos creerán en mí.     

El corazón y la mirada del Señor abarcan la inmensa multitud de discípulos que unidos como hermanos seguiremos sus pasos a lo largo de la historia: Jesús pide al Padre que en Él todos podamos sentirnos amados por Dios cómo hijos y que gracias a este amor, vivamos unidos entre nosotros, y lleguemos a participar de su gloria.   

La unión que vivamos entre nosotros será el signo más eficaz de la presencia viva de Dios en cada uno y de la fecundidad de su acción en nosotros.

 

Reflexionemos: ¿Vivo mi fe cristiana en comunión con los hermanos? ¿Me preocupo por vivir y favorecer la unidad entre todos? ¡Gracias Jesús porque en ti somos Uno!

 

Oremos: Gracias, Jesús, porque acoges en tu corazón a todos los seres humanos con el anhelo de que creyendo en ti lleguemos a ser como tus hijos amados de Dios. Ayúdanos a vivir unidos como hermanos para quienes nos vean, se sientan atraídos por ti. Amén. 

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