20 de abril

 

“Señor, danos siempre ese pan” (Jn 6, 34)

 

El tiempo de Pascua nos lleva a reconocer como el Pan es uno de los signos privilegiados a través del cual, el Resucitado se da a conocer de nuevo entre los suyos. En el evangelio de este día, Jesús, refuerza de nuevo esta identidad al definirse a sí mismo como el Pan vivo bajado del cielo, es decir, como el alimento del Padre por excelencia. A través de su vida, sus acciones, sus enseñanzas y la estrecha unidad que vive con el Padre, Jesús nos alimenta, nos muestra el camino a una vida plena, donde también nosotros podemos ser alimento para los demás. Pidamos al Señor, que en este tiempo de Pascua nosotros  nos alimentemos siempre del pan de su Palabra, del pan de su vida entregada y resucitada por amor a nosotros, para que a través de ella, podamos ser signos vivos de esperanza, comunión y solidaridad para los demás.

 

Reflexionemos:

¿Cómo alimentamos cotidianamente nuestra experiencia de fe?, ¿cómo podemos ser pan para los demás en este tiempo de Pascua?

 

Oremos:

Enséñanos, Señor, a nutrirnos cada día con el pan de tu Palabra y de la Eucaristía. Que a través de las actitudes y valores que recordamos en ellos, podamos alimentar con gestos de cercanía y solidaridad, la vida de quienes que sufren por la pandemia. Amén.

 

Recordemos:

Jesús es el alimento del Padre por excelencia.

 

Actuemos:

Alimentemos en este día con nuestro apoyo, solidaridad, escucha o cercanía a alguna persona que pase por un mal momento.

 

Profundicemos:

La vida de san José fue un continuo darse por entero a Jesús y a María. Su vida fue para ellos, alimento de comunión, amor y fraternidad (Libro: San José. Una santidad vivida en lo cotidiano).

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