“El que viene detrás de mí”
(Jn 1, 19 – 28)
Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida
El texto de hoy del evangelio de Juan 1, 19-28, nos regala el admirable testimonio de Juan el Bautista, el primo de Jesús. El Bautista en una maravillosa actitud de apertura a la acción de Dios, hace el paso de la teoría a la acción, del deseo al deseado, de la espera a lo esperado. San Juan Bautista es la figura de todos nosotros, los que en esta navidad hemos reconocido la luz de la Palabra que brilla en el pesebre de Belén. Juan es un iluminado, humilde, honesto, que se conoce a sí mismo y sabe que él no es la luz. Pero al mismo tiempo él es el último profeta del antiguo testamento, es figura del Israel que reconoce en el Mesías al Cordero de Dios, al Hijo de Dios, a la promesa hecha realidad, a su Señor que viene. Juan es el sabio y el profeta por excelencia, que ve al ungido de Dios y se convierte en su testigo. Jesús es la luz, Juan es el testigo de la luz; Jesús es la Palabra, Juan es su voz.
Reflexionemos: El verdadero testigo es aquel que ha visto, recuerda y narra lo visto; es una experiencia de vida que se convierte en palabra y se transmite a los demás.
Oremos: Señor Jesús, por intercesión de san Juan Bautista, dame la humildad, la sabiduría y el coraje de los profetas para ser tu testigo en medio de la sociedad de hoy. Amén.
Actuemos: Niño de Belén, regálame el don de ser testigo tuyo, como lo fue san Juan Bautista, en humildad, en honestidad, en verdad.
Recordemos: Dijo Juan el Bautista: “Yo soy la voz del que grita en del desierto: ‘Allanen el camino del Señor’”.
Profundicemos: El evangelio de hoy nos llama a ser testigos de la verdad, más con nuestra vida que con las palabras, como lo fue Juan el Bautista.
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