18 de enero

Los espíritus inmundos gritaban: “Tú eres el Hijo de Dios”, pero Él les prohibía que lo diesen a conocer.

(Mc 3, 7-12)

 

Reflexionemos: Es de anotar en la Palabra de hoy que Jesús llegaba geográficamente a muchos lugares, pero más impactante aún es que las personas acudían a Él, por referencia de otras personas, ya que se enteraban por una especie de voz a voz.

 

Oremos: Jesús Maestro, tú que eres el Camino, haz que muchos jóvenes y laicos puedan responder a tu llamada misionera de llevar tu Palabra a todos los rincones del mundo, ya sea de manera presencial o virtual. Amén.

 

Actuemos: Digo sí al llamado de Jesús, a seguirlo y anunciar su Palabra integrando o comprometiéndome en un grupo pastoral.

 

Recordemos: “En su condición terrena, la Iglesia tiene necesidad de lugares donde la comunidad pueda reunirse: nuestras iglesias visibles, lugares santos, imágenes de la Ciudad Santa, la Jerusalén Celestial hacia la cual caminamos como peregrinos” (CIC, 1198).

 

Profundicemos: Jesús sanó a tantas personas que todos los que tenían dolencias se le iban encima para tocarlo. Profundiza la actitud y la fe de tantas personas que experimentaban que solo con tocar a Jesús quedarían sanos de su enfermedad.

 

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